sábado, 30 de noviembre de 2013
El periquillo Sarniento (Texto que aparece en la Revista Siempre! (03 de agosto de 2013)
Jaime Luis Albores Téllez
Esta obra: El Periquillo Sarniento, de José Joaquín Fernández de Lizardi —ahora adaptada y dirigida por Magdalena Solórzano— cumple 192 años de su publicación, como la primera novela mexicana. Y se presentó el día 19 de julio del presente año en el foro de la Sogem. Además, Magdalena Solórzano, quien toda su vida la ha dedicado al teatro cumple 29 años en “Por Amor al Arte” una compañía que surge en 1984 con el propósito de hacer arte y cultura para los jóvenes. Esta compañía también ha tenido destacadas participaciones en festivales de talla internacional como el Festival Internacional Cervantino.
Esta puesta en escena arranca con un corrido, composición de Magdalena Solórzano, con el cual nos informa de la vida de Pedro Sarmiento, es importante hacer notar que aquí el corrido no es usado como un pretexto para recrear la historia de El Periquillo Sarniento, sino que el corrido Pedro Sarmiento está integrado a la obra, pues es interpretado por partes, según el desenlace de la historia. Y esta idea muy bien concebida por Magdalena Solórzano forma parte del ambiente teatral de la obra. Y puedo decir que es un gran acierto de Magdalena Solórzano porque enfatiza las acciones en relación directa con la historia, además el ritmo aligera o facilita el trabajo actoral, es decir, el aligeramiento se produce cuando regula el trabajo actoral produciendo un equilibrio entre movimiento (inicio-final) dentro de los límites espacio y tiempo.
Los estudios recientes sobre los (ni-ni) dicen que son hijos sobreprotegidos, donde las reglas que dan disciplina en casa y en escuela son transgredidas hasta crear libertinaje, los padres y los maestros pierden autoridad y la sociedad se enfrenta a un grupo de personas automarginadas, producto de una sociedad donde los valores han desaparecido: respeto, tolerancia, disciplina, etcétera.
Este montaje presenta al México de aquellas épocas de los primeros años de 1800, mostrando el folclore y las tradiciones mexicanas, y las picardías de este pintoresco personaje en el apogeo colonial que hubo en México. Además representa una sátira social, donde podemos ver cómo la religión, la escuela, los amigos, la familia, crean a un individuo, Pedro Sarmiento —alias: Periquillo Sarniento— carente de autoestima, diríamos un (ni-ni) de esta época.
Integran este elenco: Omar Alejandro, quien interpreta el Pensador, Profesor Primero, Don Manuel, Martín, Don Felipe, Sargento, Doctor Purgante; Erika Pérez es la Vieja Primera, La cuatro ojos, Poncianita, Enfermera Dos, La India, Tercera Máscara; Laura Hernández representa a la Vieja Tercera, La Trompis, Muchacha Uno, Simona, Criada e interpreta el corrido; Erika Minassian, como La Madre, Directora de la escuela, Enfermera Uno, Viuda, Rosita, Primera Máscara; Luis Ángel Ruiz es El Corcovado, Fraile Segundo, Machetero Dos, Sereno, Andrés, El Policía, Cuarta Máscara, además es intérprete del corrido; Jaime Luis Wesker como El padre del Periquillo, Profesor Floriberto, Padre nuestro, Januario, Fraile Primero, Machetero uno, Boticario, Policía Dos, Sexta Máscara; Mónica Sara Albores interpreta La Vieja Segunda, La Descocida, Cócora Dos, Machetero Tres, Vieja Chona, Quinta Máscara; Rubén Valdez como El Periquillo, logran mostrar que tienen madera para actuar. Y Magdalena Solórzano sabe exigirles como actores el aplomo suficiente para confrontarlos ante diversas clases de público, pues esta obra El Periquillo Sarniento —adaptada por Magdalena Solórzano— se ha representado en algunas cárceles, en algunas instituciones de nivel superior del Instituto Politécnico Nacional (IPN) e instituciones culturales, entre las que destacan: El patronato de Museos y Arte de México, el Instituto de Cultura de la Ciudad de México, INBA, IMSSS, ISSSTE y CONACULTA.
En fin, esta adaptación que hace Magdalena Solórzano del Periquillo Sarniento, de José Joaquín Fernández de Lizardi, ahora más vigente por la situación que padecen los jóvenes ni-ni, conforma una característica determinada, un cosmos mexicano, ordenado en constantes repeticiones, donde encontramos el desgarramiento social como un ciclo interminable.
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