sábado, 22 de septiembre de 2012

Treinta años de creación para Gonzalo Valdés Medellín, artículo que aparece en la revista Siempre

Jaime Luis Albores Téllez
Gonzalo Valdés Medellín (DF, 1963) celebrea treinta años como creador, dramaturgo, periodista, crítico teatral y narrador. El reconocimiento por su trayectoria empezó con la presentación de su libro En la casa de las semejanzas, título de uno de sus cuentos con el que gana el Premio Juan Rulfo 1995, que otorga Radio Francia Internacional; la presentación fue en la Feria del Libro del Palacio de Minería. También en medios de comunicación han resaltado su quehacer literario. En MexiquenseTV, Canal 34, en el programa Con Gusto, Omar Alejandro Solórzano lo entrevista y con ella hace un recorrido rápido pero conciso sobre la obra creativa y periodística de Valdés Medellín, quien ha obtenido entre otros premios el Nacional de Dramaturgia de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en 2003, y el Premio José Pagés Llergo de periodismo en 1999. Y otro de los homenajes a Gonzalo se dio en la Casa de la Cultura de la Colonia San Rafael, barrio aledaño al Metro San Cosme, donde el escritor vivió gran parte de su infancia. Aquí fue entrevistado por el actor Luis Álvaro Silva y presentado por quien dirige atinadamente esta Casa de Cultura, Luis Cisneros, difusor cultural interesado en desarrollar los talentos en las artes escénicas y musicales de nuestro país. El también laureado actor Luis Álvaro Silva únicamente tuvo que hacer una pregunta: ¿Quién es Gonzalo Valdés Medellín? Y el entrevistado en automático rememoró su infancia, con quienes jugaba (vecinos y familiares), sus andares plácidos en bicicleta, a quiénes veía: desde una prostituta asesinada, que se convierte en personaje de uno de sus cuentos, “Remedios la frondosa” (de En la casa de las semejanzas), hasta sus remembranzas de quienes vivían en la colonia: la familia del actor Miguel Inclán (“El ciego” en la película Los olvidados de Luis Buñuel), y otros actores que habitaban la colonia y a quienes el niño Valdés Medellín de la mano de doña Leticia, su madre, veía pasar cotidianamente: el gran actor Agustín Isunza, infaltable en innumerables películas de la Época de Oro del Cine Nacional, así como otro grande: Ángel Garasa… Y Manolo Fábregas, Mauricio Garcés, Enrique Álvarez Félix, Julissa… en la época dorada del famoso Teatro Manolo Fábregas. Después, Valdés Medellín evocó cómo en su adolescencia empieza a leer gracias a su tío Guillermo, de la rama materna, que tenía una pequeña biblioteca donde había libros de la Segunda Guerra Mundial y de historia de México, y cómo el gusto por leer lo lleva a escribir. Es entonces que en un taller del Museo Universitario del Chopo conoce a José María Pérez Gay, quien se convierte en su maestro y con quien descubre la literatura de Joyce, Kafka, Onetti, José Revueltas… Así también contó su experiencia enriquecedora con la escritora Elena Poniatowska, quien generosa leyó sus primeros textos periodísticos; y cómo a los dieciocho años empieza a publicar en el periódico unomásuno, que era dirigido por Manuel Becerra Acosta, en 1982. Y su charla era tan amena, sí, fue tan entretenido escucharlo, que dos horas y media no se sintieron, que nadie de los escuchas, que no eran pocos, estuvieron en sus lugares atentos. También platicó de su maestro José Antonio Alcaraz, quien a sus secretarios llamaba “esclavos”. Luis Cisneros, quien estuvo con el maestro Alcaraz de aprendiz, lo confirmó. Ambos coincidieron en que Alcaraz era muy estricto, pero “tenía un corazón de oro”, afirmó Valdés Medellín. Luis Álvaro Silva adelantó que pronto podremos ver de nuevo el monólogo ¡Que la Nación me lo demande! en escena, con el cual obtuvo el Premio al Mejor Actor de Monólogo de la APT en 2001 y que representa a decir del propio Valdés Medellín “un grito de indignación contra todo lo que atente contra la libertad”.
Únicamente me resta desearle al maestro Gonzalo Valdés Medellín que cumpla más años en la creación artística de este país. Y que alguna de nuestras instituciones le haga un homenaje en grande, ya bien merecido.

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