sábado, 4 de junio de 2011

Reseña en la revista Siempre

San Judas Tadeo, santería y narco, de Magali Tercero/Jaime Luis Albores Téllez

En:Libros Fecha:17 mayo, 2011
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San Judas Tadeo, santería y narco, de Magali Tercero

Jaime Luis Albores Téllez (*)

San Judas Tadeo, santería y narco es un libro pequeño pero de una gran calidad narrativa. Magali Tercero presenta una crónica que empieza en el Metro San Lázaro, D.F., donde se va creando una atmósfera que ubica al lector y, a la vez, retrata al personaje en un ambiente de detrimento, en el cual sólo puede buscar en cierto modo la fe en algo o alguien, y en este caso, un obrero (joven), se refugia en la imagen de San Judas Tadeo.

Y la autora, para ser más exacta, nos marca el inicio de su crónica un día 28 de abril de 2009, durante la contingencia de la influenza. Y también describe al personaje: “de estética rockera de su cabello rematado con una cresta de gallo teñida de amarillo oro. Su lisa piel morena parece iluminarse con este tono de cabello que es casi un sello entre ciertas tribus urbanas.”

Y hay más, nos describe cómo algunos colocaron tapabocas a las esculturas de yeso del santo, esto afuera de la iglesia. Y nos deja muy claro, que actualmente ir a visitar al santo es una moda de los jóvenes “nini”, y que toman a San Judas como Patrón del “No empleo ni de las oportunidades de estudiar.”

Y esta crónica de Magali Tercero se vuelve más interesante en cuanto uno va avanzando página tras página. Porque nos enteramos de quiénes viven a los alrededores, cómo viven y qué pasa muy cerca de esta iglesia de San Hipólito. Y además nos da a conocer datos históricos que realzan lo que nos cuenta la autora. Un ejemplo: nos dice que la iglesia de San Hipólito fue fundada en memoria de la conquista de la Ciudad de México, el 13 de agosto de 1521, etcétera.

La autora retrata a una sociedad donde la juventud y niños de la calle, que habitan cerca de la iglesia, carecen de valores, se prostituyen y llegan a robar para obtener su “mona” para drogarse. Y que además circulan por allí personas de distintas edades con diferentes fines: unos, con el deseo de ayudar: regalan ropa, alimentos y hacen actividades recreativas; otros: en busca de prostituir y hacer negocio con las drogas. Y cada 28 de cada mes, la prostitución y las drogas crecen en los alrededores de la iglesia, así viven los niños de la calle el festejo de San Judas Tadeo. Y adentro, nos cuenta Magali Tercero que los jóvenes que acuden a la iglesia, se convierten en una alegre búsqueda religiosa, donde la mayoría inhala a hurtadillas su tela con solvente.  Y también se ha convertido la celebración de San Judas Tadeo en una fiesta permeada por la cultura de la droga. Y nos podemos imaginar el gran negocio de la iglesia con esta feliz búsqueda religiosa.

También Magali, en su crónica urbana, nos da a conocer que en la iglesia los días 28 de cada mes, un sacerdote ora por los padres pederastas, diciendo: “padrecitos que han errado el camino…”  ¿Y qué más hacen los “padrecitos” en esas misas?, nos cuenta la autora: hacen hincapié que la iglesia no es germen de movimientos de desacuerdo social, claro, ¿qué se puede esperar de esta clase de fieles felices con su búsqueda religiosa errada y alucinados por sus solventes? Nada.

Y para terminar cierra maravillosamente dándonos a conocer que existe una organización religiosa: La Liga Nacional de San Judas, que está detrás de todo este drama social – religioso, aquí en México. Que surge en el año de 1929 en Estados Unidos, donde llegaban inmigrantes de habla española. Y que el sacerdote Tort pertenecía a una orden empeñada en evangelizar las llamadas Américas. Es así como llega la adoración a San Judas Tadeo a nuestro país.

Y de veras, hace mucho tiempo que no leía una crónica tan bien contada como es San Judas Tadeo, santería y narco.


Magali Tercero, San Judas Tadeo, santería y narco, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2010; 64pp.

(*) Jaime Luis Albores Téllez (Tlaxcala, 1964), escritor, musicólogo y periodista cultural.


La autora retrata a una sociedad donde la juventud y niños de la calle, que habitan cerca de la iglesia, carecen de valores, se prostituyen y llegan a robar para obtener su “mona” para drogarse.. Hace mucho tiempo que no leía una crónica tan bien contada como es “San Judas Tadeo, santería y narco”.

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