sábado, 26 de abril de 2014
Muerte Súbita, de Álvaro Enrigue. Publicado en la Revista Siempre! 14/02/ 2014
Jaime Luis Albores Téllez
En los deportes se conoce como “Muerte súbita” al desempate, donde el contrincante que logre primero el objetivo vence el encuentro, eliminándolo definitivamente. En el tenis la “Muerte súbita” (tie-break) sucede cuando un jugador ha ganado seis juegos vs cinco del otro jugador y el juego debe continuar hasta que uno de ellos logre conseguir la diferencia de dos juegos. Menciono “Muerte súbita” en el tenis porque el escritor Álvaro Enrigue compara el juego de tenis —en su novela Muerte súbita— con un mundo diverso e incomprensible, donde las ideas pasan de un lado a otro, quiero decir de un personaje a otro, de un continente a otro, donde el lenguaje, al igual que la pintura, son materia prima para construir realidades (creación de la realidad). También el autor a través de la historia que narra da a entender que “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” tal como dijo Ludwig Wittgenstein o como alguna vez mencionó Heidegger: “que las palabras son a menudo en la historia más poderosas que las cosas y los hechos”, es decir que cada signo tiene un gran poder de evocar realidades en la mente de cada personaje. Simplemente relativismo lingüístico (papel Adánico) que se da cuando se descubre una nueva realidad, donde no se puede describir con palabras aquello que se ve y que no existe en un idioma propio. En Muerte súbita sucede con Hernán Cortés y Cuauhtémoc; o cuando un artista nahua visita la cocina del palacio de Carlos I; o cuando un obispo michoacano lee Utopía de Tomás Moro y cree que es un manual de instrucciones en lugar de una parodia. Y en el caso de Caravaggio, seguido por sus sirvientes cargando un cuadro que le dará fama en la historia del arte y el amateca nahua, Huanitzin, que transforma la idea del color en el arte europeo y que habla un castellano imaginario.
Álvaro Enrigue a través de Muerte súbita nos presenta un mundo de realidades relativas, todo depende de donde esté parado el jugador o personaje y la situación del entorno psicosocial, donde toda historia es irreal hasta que alguien la interpreta como un mensaje que se puede manipular a través de su contexto, o de sus circunstancias en que se sitúa un hecho. Y entonces se crea otra realidad tal como sucedió con la conquista de los mexicas. En fin Muerte súbita es una novela que hace reflexionar sobre el presente, donde lo que hoy es verdad, mañana puede ser una mentira, pues este es un mundo en constante cambio físico y mental. Como si todo fuera una ilusión, un espejismo, visual e imaginario que se percibe de distinto modo según el proceso de codificación de los códigos utilizados en un mensaje.
Álvaro Enrigue, Muerte súbita. Anagrama, México, 2013; 264 pp
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