jueves, 28 de julio de 2011

Una obra de teatro, texto escrito para la revista Siempre "La máquina Hamlet"

La Máquina Hamlet de Heiner Müller invita a reflexionar/Jaime Luis Albores Téllez

En:Teatro Fecha:28 julio, 2011
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                 La Máquina Hamlet 

    de Heiner Müller

                 invita a reflexionar

 Jaime Luis Albores Téllez (*)
La Máquina Hamlet  de Heiner Müller tiene que ver con la extinta República Democrática Alemana (RDA), una tierra de control, una sociedad de control. Una sociedad que como una máquina fabricaba a seres con necesidades particulares, estériles, según dictaba la política socialista de los años 70-80. También podemos traer a cuento lo que dice Hamlet de William Shakespeare: “La tierra, esa divina máquina, me parece estéril”, y Martín Acosta logra una espléndida dirección, donde alumnos de la Escuela Nacional de Arte Teatral, llevaron a escena esta obra como un examen de tercer año de las carreras de Actuación y Escenografía, en el Centro Nacional de las Artes.  
La Máquina Hamlet es una reflexión sobre el terror que vive el ser humano durante su existencia y que desde tiempos remotos -hasta la actualidad- sigue sucediendo. ¿Por qué? Tal vez nunca podamos contestarnos del todo esta pregunta, pero parece que nuestros pensamientos usan al cuerpo como un títere: pensamos y después actuamos física o verbalmente.
Es así como podemos ver en la actualidad en Alemania a grupos de personas con pensamientos ultranacionalistas -gente neo-nazi-  que sienten añoranza por ese nacionalismo histórico alemán que se vivió con Hitler. ¿Cómo es que pueden añorar lo peor de la historia alemana? Parece ser que la mente nos juega a todos travesuras sorprendentes, ya que su naturaleza es vagar, correr de un anhelo hacia otro, además de recolectar experiencias y guardarlas en la memoria, hasta convertirlas en situaciones. Y parece que así es, pues el teatro es una representación de la vida, tal como decía Heiner Müller: “El teatro mueve situaciones, no historias.”  En esta obra de 1977 hay una parte titulada “La Europa de la Mujer”, donde la representación de estos jóvenes fue más que buena: “Yo soy Ofelia. Aquella que el río no contuvo. La mujer colgando de la soga. La mujer de la sobredosis. La mujer con la cabeza en el horno. Nieve sobre sus labios. Ayer por fin dejé de suicidarme. Ahora estoy sola con mis pechos mis muslos mi útero. Destrozo el instrumento de mi cautiverio, la silla la mesa la cama. Destruyo el campo de guerra que era mi hogar. Arranco las puertas para que el viento deje entrar al grito del mundo. Destrozo la ventana. Con mis manos sangrantes rompo las fotografías de los hombres que amé y me usaron sobre la cama la mesa la silla el piso. Incendio mi prisión. Tiro mis vestidos al fuego. Al fuego arrojo al reloj que fue mi corazón fuera de mi pecho. Salgo a la calle, vestida con mi propia sangre.” En esta parte de la obra me estremecí, sin embargo otros reían, creo, según el punto de vista de cómo estuviéramos viviendo la escena. Tal vez algunos se quedaron solamente en cómo la ejemplificaban: La mujer de la sobredosis (una mujer inyectándose dentro de un estante). Esta parte retrata la tragedia que vivimos todos al estar atados a un destino marcado por nuestra mente, la cual ignoramos por ser inconscientes de nuestros pensamientos que después se reflejan en situaciones que experimentamos casi siempre sufrientes.    
En el reparto participaron Pablo Mezz: Marcelo / Rosencrantz; Carlos Huber: Bernardo / Guildenstern; Diego Santana: Horacio; Daniel Juárez: Hamlet  encabronado; Mauricio Rico: Laertes; Xareny Ortega Zavala: Ofelia autodestructiva; Francisco Godinez: Espectro del rey Hamlet / Primer actor / Sombra de Claudio / Sepulturero tomando té;  Sinaí Martínez Segovia: Page / Hamlet falso;  María Fernanda Vergara: Ofelia buscadora de ratas;  Gonzalo Guzmán: Hamlet envuelto en la retórica / Sepulturero masturbador de palabras;  Yesmín Curiel: Ofelia tendiendo la trampa / Sombra de Gertrudis; Florencia Elvira: Ofelia de las flores;  Yolanda Sanz: Ofelia de la locura. Todos estos actores deben de haber recibido una felicitación de sus maestros ya que es una obra compleja por su estructura y los aspectos psicológicos de los personajes.
Realmente vale la pena ir a ver La Máquina de Hamlet, ya que nos invita a reflexionar sobre quienes somos sin importar la nacionalidad o la época en que vivamos.
En esta excelente puesta en escena dirigida por Martín Acosta podemos ver la infinidad de facetas que puede vivir la mente humana (Ofelia autodestructiva, Ofelia tendiendo trampas, Ofelia buscadora de ratas) creando situaciones donde el terror es el abismo que puede llevar a la locura. La Máquina de Hamlet se acaba de estrenar en el Teatro Salvador Novo en el CENART y las presentaciones son miércoles a sábados a las 19:00 horas, y los domingos a las 18:00 horas.   
Jaime Luis Albores Téllez
(*) Jaime Luis Albores Téllez (Tlaxcala, 1964), escritor, musicólogo y periodista cultural.   
Ham-Web
La Máquina Hamlet es una reflexión sobre el terror que vive el ser humano durante su existencia y que desde tiempos remotos -hasta la actualidad- sigue sucediendo. ¿Por qué? Tal vez nunca podamos contestarnos del todo esta pregunta, pero parece que nuestros pensamientos usan al cuerpo como un títere: pensamos y después actuamos física o verbalmente.

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