sábado, 30 de noviembre de 2013

Música para perros, de Alejandro Paéz Varela (Reseña que aparece en la Revista Siempre! 2-11-2013

Jaime Luis Albores Téllez La novela de Alejandro Páez Varela, Música para perros, nos lleva lentamente, en una espiral de emociones, al igual que una curva cuyo radio crece y decrece, mientras gira en un mismo sentido. Y en esta espiral encontramos amor, alegría, cólera, dentro de una trama ligera que nos lleva con cierta facilidad y rapidez al desenlace. El escritor cuenta a través de esta historia cómo el amor siempre está presente a lo largo de la vida de los personajes —sin importar sus circunstancias, en este caso trágicas— como un sentimiento fortuito que envuelve la vida de cada uno de ellos, rodeándola o ciñéndola a la ansiedad de un hecho incierto. Y es así que el autor nos da a conocer a un niño de la calle en la sierra de Chihuahua, que es adoptado por una mujer que no tuvo hijos. Una relación de amor de madre a hijo, que va creciendo ante el mundo que se les presenta en una forma donde hay crueldad por placer. “La vida, sin embargo, le tenía guardada una mejor lección. Lo aprendió una tarde que llegaron varios desgraciados a robar. Se aparecieron de la nada en la finca. Estaban solos, la vieja y él. Los agarraron desprevenidos… Entonces el muchacho saltó como fiera al brazo con todas sus fuerzas y resistiendo los golpes que le daban aquél y los otros mientras estallaban en carcajadas”. Pero también las circunstancias llevan al personaje (al niño de la calle) a conocer el amor, al principio, platónico, por Flor, una mujer que se prostituye. Alejandro Páez Vare­la nos lleva a recrear en nuestra imaginación el ambiente físico —la sierra de Chihuahua— en que se desarrollan las acciones de esta novela, creando una atmósfera de soledad por el aislamiento que produce la nieve y las bajas temperaturas. Además, el autor nos muestra una rica muestra de cocina criolla antigua, que comparten seres que sienten que las experiencias de la vida son pasajeras, a tal grado, que no tienen importancia alguna. Tal co­mo un sueño que al despertar se ol­vida para involucrarse en las ac­ciones co­tidia­nas que al otro día también se­rán olvidadas. Alejandro Páez Varela, Música para perros. Alfaguara, México, 2013; 184 pp

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