sábado, 30 de noviembre de 2013

Coffee Shop Amsterdam (Reseña que aparece en la Revista Siempre! (25 de mayo de 2013)

Jaime Luis Albores Téllez El poemario Coffee Shop Amsterdam, de Rubenski (Rubén Campos Arias), muestra la habilidad de plasmar las vivencias internas, quiero decir personales, a través de una mirada que es capaz de desapegarse del instante, de ese momento que lleva a lo inmediato hasta convertirse en continuo, y que casi siempre se pierde en el diario vivir, convirtiéndose en cotidianidad que destruye todo aquello que puede producir sorpresa. Rubenski con sus poemas separa al lector de esa cotidianidad al compartir cada verso, línea, como un instante en el cual hay toda una historia que nos cuenta, de un viaje, de una emoción, de un día o una noche. Y bien lo dijo Guillermo Samperio, el día ocho de mayo del presente, en la presentación del libro: “En el poemario Coffee Shop Amsterdam, es renombrar y evocar lugares y cosas, el latido que los hace vivir. El poeta se impregna del fondo de lo observado, vibra con lo que hace distinto y extiende su esencia a una época o país. En el brillante ejercicio geo-poético de un referente real: sus ocho días en Amsterdam”. El poeta logra abstraer al lector de su mundo complejo, donde sus situaciones diarias lo distraen y lo envuelven en una maraña de pensamientos que a nada lo llevan, pura imaginación sin orden. Rubenski a través de sus poemas guía a cada lector a un mundo donde desaparece el desorden y crea un instante mágico, donde la razón y el argumento dan claridad mental, donde el pensamiento es expresado en frases poéticas bien logradas. Carlos Santibáñez, quien también participó en la presentación del libro, dijo lo siguiente: “Con Rubenski, el poeta es un desprendido. El ser que crea su propio tiempo, cuando la realidad ha devorado el tiempo que marcan los relojes, y la destrucción se convierte en marca operativa de la construcción. Por eso el primer verso con que empieza el poemario es: ‘He roto las manecillas’, en su primer poema intitulado ‘Desprendimiento’. Quien espere encontrar la medida de todas las cosas en el tiempo secuencial, convencional, no entra en la mirada de estos poemas”. Rubenski hizo una especial presentación poética, al leer dejó a un lado la formalidad de las presentaciones, tomó su libro con cierta desfachatez, como si estuviera todavía en Ámsterdam, en ese Coffee Shop, bebía su cerveza cada vez que terminaba de leer un poema, mientras que Guillermo Samperio fumaba despreocupado, como cuando ya no se tiene nada que hacer en una tarde de primavera, en donde se ha cumplido con lo que se tenía que hacer, en este caso presentar el libro de Rubenski, y así dejó que el tiempo y el calor se consumieran en cada verso y en cada fumada. Al final de la presentación el editor Elías Nahmad, dijo: “Es un poeta que con sus versos nos lleva a los lugares que él ha visitado, compartiendo sus emociones”. En este libro encontramos una voz personal que lo distingue y justifica ante ese mundo externo e interno en el que se mueve el poeta, donde conjuga abismo y razón. Rubenski (Rubén Campos Arias), Coffe shop Amsterdam, Letras vivas (Colección los otros poetas de la banda eriz

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