sábado, 30 de noviembre de 2013

El laberinto de los cincuenta (Texto que aparece en la Revista Siempre!) 23 de noviembre de 2013.

Jaime Luis Albores Téllez El libro El laberinto de los cincuenta se formó a partir de las crónicas que Fernando Iwasaki publicó en el suplemento cultural Laberinto, del diario Milenio. En estas crónicas encontramos comparativos entre los años de mil novecientos setenta, ochenta y los actuales en cuanto al comportamiento sexual, viajes, educación, lecturas, etcétera. Cada una de las crónicas está marcada por un sello muy personal del autor: la capacidad para expresarse en una forma desenfadada, como si esto fuera un desarrollo casi instintivo de su vida, y así contar con precisión y cuidado ciertos conflictos de la humanidad que son reflejados según la época y la sociedad en la que nos desarrollamos. Y como ejemplos, el autor nos cuenta en “Cuando se ligaba leyendo” cómo hubo un tiempo en que los libros, el conocimiento y los idiomas provocaban un efecto afrodisiaco en las mujeres que hoy tienen cuarenta años o más. Pero también estoy de acuerdo con Fernando Iwasaki que las mujeres menores de esta edad son hermosas y que son capaces de enamorar a través de sus conversaciones, ideales y reivindicaciones. En otra crónica “El acoso textual” hace una reflexión sobre si se debe obligar a leer a los adolescentes y hace un comparativo con las matemáticas, donde nadie se pregunta si es bueno obligar a un adolescente a simplificar polinomios, resolver ecuaciones; o en ciencias, en química, memorizar los elementos de la tabla periódica con sus respectivos pesos atómicos. Y pregunta: “¿No hay en realidad un prejuicio contra las humanidades y un menosprecio a los conocimientos históricos, literarios y filosóficos? ¿Por qué se promueve la falaz persuasión de que la única y verdadera inteligencia es la matemática? ¿Por qué a los escritores, humanistas y profesores de letras nos acusan de practicar el ‘acoso textual’ cuando exigimos leer?”. En “Libros basados en películas” nos describe a través anécdotas la “inconmensurable ignorancia literaria de algunos jóvenes, supuestamente escolarizados”. Y nos cuenta cómo un adolescente queda maravillado al ver Troya (2004) en el cine y cuando el autor le exhortó a leer La Ilíada, respondió que preferiría no leer “libros basados en películas”. E irónicamente escribe Iwasaki: “Como ese tal Homero, que ha escrito La Ilíada para aprovecharse de la fama de Brad Pitt”. En fin, es un libro de crónicas dividido en tres subtítulos: “Vicios”, “Achaques” y “Manías”, donde la inteligencia acompañada de humor provoca en el lector un goce y reflexión sobre los conflictos de la humanidad que son reflejados según la época y la sociedad en la que nos desarrollamos. Fernando Iwasaki, El laberinto de los cincuenta. Cal y arena, México, 2013; 160pp. 3154-ALBORES Notas Relacionadas: Lo inesperado Después del terremoto El propósito de la Oruga Julia Pastrana, la mujer mono El tango de la guardia vieja

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