miércoles, 25 de julio de 2012

Dos Olimpiadas en Londres 2012.


Dos  Olimpiadas en Londres

 Es curioso que las olimpiadas culturales en Londres tengan tan poca difusión en comparación con las olimpiadas deportivas que están por empezar. En el caso de México y en otras partes del mundo latinoamericano apenas y se escribe o se habla de ello. Qué lamentable, pues parece que nada ha cambiado desde la época de Shakespeare, donde la gente prefería ver una pelea de osos o  visitar un burdel que ir al teatro. Aunque también en aquel tiempo el teatro era para gente del vulgo. Y ahora la mayoría prefiere ver a los deportistas en su pelea individual o de grupo para vencer el tiempo, la distancia o a su contrario. Después ir a un bar. Y los menos afortunados, la mayoría, que presencian desde su casa los juegos olímpicos a través de su T.V., pues chelear y llenarse la barriga de botana hasta abotagar su cerebro. Así se la pasaran algunos en estas vacaciones de verano. 
 Y no quiero que se malinterprete, que piensen que está mal hacer eso, al contrario si así son felices, que así sea, nunca  habido una guerra porque algunos sean felices. Pero pensemos en los otros que gustan de las bellas artes, del silencio, la tranquilidad. Que serían felices también viendo a través de su televisor la olimpiada cultural que empezó el 23 de abril –día en que falleció Shakespeare--: jazz, blues, guitarra española, música maorí, y hasta cine y bailes de todo el mundo, obras de teatro callejeras o no, representaciones de las obras de Shakespeare, conferencias, mesas redondas. Realmente sería un placer poder disfrutar desde casa todos estos eventos, claro sin chelas y botanitas, porque ya sabemos qué pasa, se acaba el disfrute por culpa de la mente abotagada.
Por  cierto una amiga que acaba de regresar por aquellos lares, me dijo que entre esas conferencias y mesas redondas sobre  “Shakespeare” cuentan una anécdota, no sé si sea cierta, es la siguiente: dicen que el alemán Claus V. Stauffenberg --quien intentó asesinar a Hitler--  en su juventud actuó una obra de Shakespeare: Julio César, y que él fue el personaje de Bruto. En cuanto escuché esta parte de la anécdota, recordé el dicho: “todos somos personajes de Shakespeare”, ya sabemos que este escritor retrató en sus obras a todos los seres humanos con sus virtudes y sus defectos, que resumió en ser o no ser. Bien. Volvamos a la anécdota: cuando fue atrapado por los agentes de Hitler lo llevaron a un edificio llamado Canadá, donde guardaban todas las pertenencias quitadas a los deportados. En el Canadá había especialistas dedicados a descocer forros, despegar suelas, revisar maletas, en fin todo lo que trajeran los individuos. Y entre todas las pertenencias de Claus V. Stauffenberg, encontraron el libreto con los diálogos subrayados del personaje de Bruto, donde se debatía si debería asesinar o no a Julio César.   Hitler al enterarse que había sido actor en la obra de Julio César Claus V. Stauffenberg, lo llamó para  que interpretara a Bruto, cuando terminó sus diálogos, Hitler lo miró a los ojos por unos instantes y dijo: mátenlo.                  
Si le dieran igual importancia los directivos de la T.V. a la olimpiada cultural que a la olimpiada deportiva podríamos ver y escuchar anécdotas como ésta y otras más. En fin para las próximas olimpiadas tal vez todos podamos ser felices cada uno con sus gustos.
                         

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