sábado, 30 de noviembre de 2013

El laberinto de los cincuenta (Texto que aparece en la Revista Siempre!) 23 de noviembre de 2013.

Jaime Luis Albores Téllez El libro El laberinto de los cincuenta se formó a partir de las crónicas que Fernando Iwasaki publicó en el suplemento cultural Laberinto, del diario Milenio. En estas crónicas encontramos comparativos entre los años de mil novecientos setenta, ochenta y los actuales en cuanto al comportamiento sexual, viajes, educación, lecturas, etcétera. Cada una de las crónicas está marcada por un sello muy personal del autor: la capacidad para expresarse en una forma desenfadada, como si esto fuera un desarrollo casi instintivo de su vida, y así contar con precisión y cuidado ciertos conflictos de la humanidad que son reflejados según la época y la sociedad en la que nos desarrollamos. Y como ejemplos, el autor nos cuenta en “Cuando se ligaba leyendo” cómo hubo un tiempo en que los libros, el conocimiento y los idiomas provocaban un efecto afrodisiaco en las mujeres que hoy tienen cuarenta años o más. Pero también estoy de acuerdo con Fernando Iwasaki que las mujeres menores de esta edad son hermosas y que son capaces de enamorar a través de sus conversaciones, ideales y reivindicaciones. En otra crónica “El acoso textual” hace una reflexión sobre si se debe obligar a leer a los adolescentes y hace un comparativo con las matemáticas, donde nadie se pregunta si es bueno obligar a un adolescente a simplificar polinomios, resolver ecuaciones; o en ciencias, en química, memorizar los elementos de la tabla periódica con sus respectivos pesos atómicos. Y pregunta: “¿No hay en realidad un prejuicio contra las humanidades y un menosprecio a los conocimientos históricos, literarios y filosóficos? ¿Por qué se promueve la falaz persuasión de que la única y verdadera inteligencia es la matemática? ¿Por qué a los escritores, humanistas y profesores de letras nos acusan de practicar el ‘acoso textual’ cuando exigimos leer?”. En “Libros basados en películas” nos describe a través anécdotas la “inconmensurable ignorancia literaria de algunos jóvenes, supuestamente escolarizados”. Y nos cuenta cómo un adolescente queda maravillado al ver Troya (2004) en el cine y cuando el autor le exhortó a leer La Ilíada, respondió que preferiría no leer “libros basados en películas”. E irónicamente escribe Iwasaki: “Como ese tal Homero, que ha escrito La Ilíada para aprovecharse de la fama de Brad Pitt”. En fin, es un libro de crónicas dividido en tres subtítulos: “Vicios”, “Achaques” y “Manías”, donde la inteligencia acompañada de humor provoca en el lector un goce y reflexión sobre los conflictos de la humanidad que son reflejados según la época y la sociedad en la que nos desarrollamos. Fernando Iwasaki, El laberinto de los cincuenta. Cal y arena, México, 2013; 160pp. 3154-ALBORES Notas Relacionadas: Lo inesperado Después del terremoto El propósito de la Oruga Julia Pastrana, la mujer mono El tango de la guardia vieja

Música para perros, de Alejandro Paéz Varela (Reseña que aparece en la Revista Siempre! 2-11-2013

Jaime Luis Albores Téllez La novela de Alejandro Páez Varela, Música para perros, nos lleva lentamente, en una espiral de emociones, al igual que una curva cuyo radio crece y decrece, mientras gira en un mismo sentido. Y en esta espiral encontramos amor, alegría, cólera, dentro de una trama ligera que nos lleva con cierta facilidad y rapidez al desenlace. El escritor cuenta a través de esta historia cómo el amor siempre está presente a lo largo de la vida de los personajes —sin importar sus circunstancias, en este caso trágicas— como un sentimiento fortuito que envuelve la vida de cada uno de ellos, rodeándola o ciñéndola a la ansiedad de un hecho incierto. Y es así que el autor nos da a conocer a un niño de la calle en la sierra de Chihuahua, que es adoptado por una mujer que no tuvo hijos. Una relación de amor de madre a hijo, que va creciendo ante el mundo que se les presenta en una forma donde hay crueldad por placer. “La vida, sin embargo, le tenía guardada una mejor lección. Lo aprendió una tarde que llegaron varios desgraciados a robar. Se aparecieron de la nada en la finca. Estaban solos, la vieja y él. Los agarraron desprevenidos… Entonces el muchacho saltó como fiera al brazo con todas sus fuerzas y resistiendo los golpes que le daban aquél y los otros mientras estallaban en carcajadas”. Pero también las circunstancias llevan al personaje (al niño de la calle) a conocer el amor, al principio, platónico, por Flor, una mujer que se prostituye. Alejandro Páez Vare­la nos lleva a recrear en nuestra imaginación el ambiente físico —la sierra de Chihuahua— en que se desarrollan las acciones de esta novela, creando una atmósfera de soledad por el aislamiento que produce la nieve y las bajas temperaturas. Además, el autor nos muestra una rica muestra de cocina criolla antigua, que comparten seres que sienten que las experiencias de la vida son pasajeras, a tal grado, que no tienen importancia alguna. Tal co­mo un sueño que al despertar se ol­vida para involucrarse en las ac­ciones co­tidia­nas que al otro día también se­rán olvidadas. Alejandro Páez Varela, Música para perros. Alfaguara, México, 2013; 184 pp

La asesora del Papa Francisco (Texto que aparece en la Revista Siempre! ) 7 de septiembre de 2013

Jaime Luis Albores Téllez Es sorprendente ver a Francesca Chaouqui en el Vaticano, junto al Papa Francisco, para empezar viste como una modelo, nada de ropa de monjas, es atractiva, mientras contonea su cuerpo ante todo el Pontificio, tiene veintisiete años de edad, y al parecer estaba en contra del Papa Benedicto XVI, fue una de las primeras personas en decir que Benedicto XVI tenía leucemia y que por eso dejaba de gobernar en el Vaticano. Casada con un informático, colaborador de la Santa Sede, y amiga del periodista Gianluigi Nuzzi y de Paolo Gabrielle, mayordomo personal papa Benedicto XVI. Bien, veamos la historia: El papa Francisco la llama para que colabore como asesora financiera en el Vaticano, pero más que como asesora la quiere a su lado, cerca de él para vigilar todos sus movimientos, pues sabe que ella y su marido tienen mucha información que pueden utilizar los “Cuervos” del Vaticano, un grupo que filtró documentos clasificados que hicieron mucho daño al papado de Benedicto XVI. Además Francesca Chaouqui ya muy cerca del poder papal logra que suelten a Paolo Gabrielle, quien fue apresado por la policía del Vaticano, cuando Benedicto XVI descubrió que pasaba información secreta al periodista Gianluigi Nuzzi. Esta mujer del sur de Italia, Cosenza, camina segura por el poder que le da la información, con sus tacones altos retumbando a cada pisada fuerte, con vestidos de marca y perfectamente maquillada, toda una reina de la Santa Sede. Su voz fuerte se deja escuchar en cada desplante, insolente y descarado, convirtiéndose en una orden. Francesca comparte el poder con el Papa Francisco, en un estira y afloje, donde ambos ponen sus cartas sobre la mesa, como si jugaran a barajar, mezclar y repartir, siempre con un guiño, pero cuidándose de alguna trampa que pudiera hacerlos perder. Un juego macabro, tétrico, entre dos guerreros que se ocultan dentro del gobierno Central del Vaticano, para jugar el mejor juego de su vida y quien gane o pierda quede en secreto, calladamente, como si nada hubiera pasado. El Papa Francisco conoce muy bien a su oponente, “asesora financiera”, Francesca, sabe también que es la famosa “María” que pasaba información al periodista Gianluigi Nuzzi de una forma muy peculiar, entre silencios y precauciones llenas de manías persecutorias, o imaginaciones llenas de obsesión de algunas ideas fijas, que tenían que ver siempre con asesinatos o desapariciones. El periodista Nuzzi con la información que le dio “María”, escribió un libro titulado Su Santidad, la cartas secretas de Benedicto XVI, en donde revela el sistema de soborno para obtener audiencia papal; una carta dirigida al Papa por un administrador de jerarquía del Vaticano, en la que pide no salir del Pontificio por haber hecho de conocimiento público la corrupción en sobreprecios en varios contratos; y los escándalos del Cardenal Tarcisio Bertone, secretario del Estado del Vaticano. Etcétera. Francesca Chaouqui, de quien pronto sabremos más, es una mujer polémica pero subrayemos que comparte el poder con el Papa argentino. 3143ALBORES-francesca Notas Relacionadas: Después del terremoto El laberinto de los cincuenta A la vista, de Daniel Sada Música para perros La Estatua asesinada

Nación TV (Reseña que aparece en la Revista Siempre! (24 de agosto de 2013)

Jaime Luis Albores Téllez El libro Nación TV, La novela de Televisa, de Fabrizio Mejía Madrid, es de característica documental, y lo creo así porque utiliza nombres sin omitir, es decir, usa nombres o más bien da nombres, implícitamente diciendo que sí existe la persona y las acciones pueden ser ciertas, a la vez que simula una historia cotidiana o historia real. El autor además advierte al lector sobre los personajes y acontecimientos, diciendo que pertenecen al territorio de la ficción. Están basados de manera distante en personajes reales. Y agrega que cualquier parecido con la realidad es culpa de la realidad. Esto es una novela. Curiosamente la novela arranca cuando el autor retrata en la Basílica un hecho acaecido en una noche, la del once de diciembre de mil novecientos noventa y seis, cuando Raúl Velasco que practicaba el budismo y yoga meditativa, tiene que asistir, forzado por las circunstancias, a un espectáculo de fe por televisión. Ese año el abad de la Basílica, Guillermo Schulenburg, niega que Juan Diego haya existido, que simplemente “no era una realidad, sino un símbolo”. Y ya que Televisa había ayudado a construir la nueva basílica, el dueño de la televisora, Emilio Azcárraga Milmo, no desea que las mañanitas a la Virgen sean un programa más de televisión, ya que estaba en peligro la fe mexicana, rodeada de crisis económica, y que por cierto Televisa había estado a punto de quebrar. Y a lo largo de toda la novela Fabrizio Mejía Madrid narra distintos hechos que ocurren alrededor y dentro de la televisora de habla hispana más vista, sobre todo de la vida de cada uno de las tres generaciones de los Azcárraga, y de algunos personajes populares como Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, sobrino del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz; Salma Hayek, Paco Malgesto, Lucero, Paco Stanley, la Trevi y Andrade, etcétera. Así también podemos leer en esta novela la relación estrecha entre políticos, religiosos, y la historia de una de las televisoras mexicanas más poderosas de México. En fin, esta novela con características documentales está sustentada en una investigación, donde los reportajes, artículos, aparecidos en el semanario Proceso, sirven de base principal para crear la Nación TV, una historia simulada que estremece al lector, por su verosimilitud, que ha sido un espectador por más de cincuenta años de la pantalla chica. Fabrizio Mejía Madrid, Nación TV, La novela de Televisa, Random House Mondadori, Grijalbo, México, 2013; 208pp.

El periquillo Sarniento (Texto que aparece en la Revista Siempre! (03 de agosto de 2013)

Jaime Luis Albores Téllez Esta obra: El Periquillo Sarniento, de José Joaquín Fernández de Lizardi —ahora adaptada y dirigida por Magdalena Solórzano— cumple 192 años de su publicación, como la primera novela mexicana. Y se presentó el día 19 de julio del presente año en el foro de la Sogem. Además, Magdalena Solórzano, quien toda su vida la ha dedicado al teatro cumple 29 años en “Por Amor al Arte” una compañía que surge en 1984 con el propósito de hacer arte y cultura para los jóvenes. Esta compañía también ha tenido destacadas participaciones en festivales de talla internacional como el Festival Internacional Cervantino. Esta puesta en escena arranca con un corrido, composición de Magdalena Solórzano, con el cual nos informa de la vida de Pedro Sarmiento, es importante hacer notar que aquí el corrido no es usado como un pretexto para recrear la historia de El Periquillo Sarniento, sino que el corrido Pedro Sarmiento está integrado a la obra, pues es interpretado por partes, según el desenlace de la historia. Y esta idea muy bien concebida por Magdalena Solórzano forma parte del ambiente teatral de la obra. Y puedo decir que es un gran acierto de Magdalena Solórzano porque enfatiza las acciones en relación directa con la historia, además el ritmo aligera o facilita el trabajo actoral, es decir, el aligeramiento se produce cuando regula el trabajo actoral produciendo un equilibrio entre movimiento (inicio-final) dentro de los límites espacio y tiempo. Los estudios recientes sobre los (ni-ni) dicen que son hijos sobreprotegidos, donde las reglas que dan disciplina en casa y en escuela son transgredidas hasta crear libertinaje, los padres y los maestros pierden autoridad y la sociedad se enfrenta a un grupo de personas automarginadas, producto de una sociedad donde los valores han desaparecido: respeto, tolerancia, disciplina, etcétera. Este montaje presenta al México de aquellas épocas de los primeros años de 1800, mostrando el folclore y las tradiciones mexicanas, y las picardías de este pintoresco personaje en el apogeo colonial que hubo en México. Además representa una sátira social, donde podemos ver cómo la religión, la escuela, los amigos, la familia, crean a un individuo, Pedro Sarmiento —alias: Periquillo Sarniento— carente de autoestima, diríamos un (ni-ni) de esta época. Integran este elenco: Omar Alejandro, quien interpreta el Pensador, Profesor Primero, Don Manuel, Martín, Don Felipe, Sargento, Doctor Purgante; Erika Pérez es la Vieja Primera, La cuatro ojos, Poncianita, Enfermera Dos, La India, Tercera Máscara; Laura Hernández representa a la Vieja Tercera, La Trompis, Muchacha Uno, Simona, Criada e interpreta el corrido; Erika Minassian, como La Madre, Directora de la escuela, Enfermera Uno, Viuda, Rosita, Primera Máscara; Luis Ángel Ruiz es El Corcovado, Fraile Segundo, Machetero Dos, Sereno, Andrés, El Policía, Cuarta Máscara, además es intérprete del corrido; Jaime Luis Wesker como El padre del Periquillo, Profesor Floriberto, Padre nuestro, Januario, Fraile Primero, Machetero uno, Boticario, Policía Dos, Sexta Máscara; Mónica Sara Albores interpreta La Vieja Segunda, La Descocida, Cócora Dos, Machetero Tres, Vieja Chona, Quinta Máscara; Rubén Valdez como El Periquillo, logran mostrar que tienen madera para actuar. Y Magdalena Solórzano sabe exigirles como actores el aplomo suficiente para confrontarlos ante diversas clases de público, pues esta obra El Periquillo Sarniento —adaptada por Magdalena Solórzano— se ha representado en algunas cárceles, en algunas instituciones de nivel superior del Instituto Politécnico Nacional (IPN) e instituciones culturales, entre las que destacan: El patronato de Museos y Arte de México, el Instituto de Cultura de la Ciudad de México, INBA, IMSSS, ISSSTE y CONACULTA. En fin, esta adaptación que hace Magdalena Solórzano del Periquillo Sarniento, de José Joaquín Fernández de Lizardi, ahora más vigente por la situación que padecen los jóvenes ni-ni, conforma una característica determinada, un cosmos mexicano, ordenado en constantes repeticiones, donde encontramos el desgarramiento social como un ciclo interminable. 3138ALBORESsarniento-Magda Notas Relacionadas: El propósito de la Oruga Más gente así, de Vicente Leñero Coffee Shop Amsterdam La Estatua asesinada Gonzalo Valdés Medellín, nativo de la San Rafael

La invención del amor, de José Ovejero (Reseña que aparece en la Revista Siempre! 20 de julio de 2013

Portada Editorial Reporteros Articulistas Nacional Aldea Global Humor Economía Ciencia y salud Cultura La invención del amor, de José Ovejero Sección:Cultura en México Fecha:20 julio, 2013 2 0 Calificar esto A+ A- Jaime Luis Albores Téllez José Ovejero (Madrid 1958) con la novela La invención del amor (Premio Alfaguara 2013) revela que para contar una historia se necesita imaginación, como una facultad de representar a los personajes en situaciones cotidianas que se convierten poco a poco en existencias para el lector, quiero decir que tienen el ser, viven, a través del amor-desamor como un sentimiento apasionado que da lugar a relaciones entre seres solitarios, perdidos en el frenesí de su trabajo, parecido a una locura, donde la obsesión lleva a repetir las mismas acciones día tras día. O de seres ensimismados en cotidianidades simples: hacer los quehaceres domésticos, con total desgano, una obligación impuesta por la vida para evitar enfermedades, saludar a vecinos, que no conoce, sólo por el hecho de verlos a diario; seres cansados de hablar con la misma gente —familiares o no— y de conocer sus historias, acompañadas de odio, de temor, donde ya no hay planes nuevos, que se acabaron cuando la desilusión rodeó sus sentimientos de impotencia hacia todo: hacia el amor, la bondad, el éxito, la dicha, etcétera. En fin, seres, solitarios, frágiles ante cualquier muestra, por pequeña que sea, de amor, de bondad, de pasión sexual o de amistad. Individuos que reinventan el amor como un refugio para coexistir y apartarse de la soledad. Y es así que el autor nos cuenta una historia de amor ficticio entre Samuel y Clara, donde Samuel es un individuo solitario que al verse en la posibilidad de suplantar a otra persona también llamada Samuel, por una confusión, inventa una relación con Clara, una mujer que fallece en un accidente automovilístico. Y esta acción lo lleva a conocer a Carina, hermana de Clara, con quien termina teniendo un romance. José Ovejero a través de La invención del amor nos muestra la absoluta necesidad que tiene ese ser solitario, cansado de sí mismo, de amar, de besar esos labios extraños, para romper la lejanía que producen las palabras y caer en el silencio de la intimidad, de verse reflejado en otros ojos distintos a los que siempre lo ven, quizá para que reinventen su vida y crear otra realidad donde pueda entregarse a otro ser, de tocar otro cuerpo que le cuente su historia con cada caricia que siente, diferente a las historias de otros cuerpos que ya han contado su historia al tacto, al silencio, a la vista. Transcribo unas líneas: “Sus pies no deberían ser sus pies; sin embargo, cuando tomo uno en la mano me enternece, tengo la impresión de acceder a esa intimidad en la que no nos importa que otro nos vea tal como somos; tiene también algunas venas superficiales alrededor de los tobillos… la habían operado de apendicitis cuando era una niña o adolescente, me asomo a su pasado, a esa chica que fue, imprescindible para haberse convertido en la mujer que es: con sus debilidades, sus fracasos, sus pequeñas o grandes desgracias. Me gusta su cicatriz porque me acerca a su historia, y es su historia la que le permite estar a mi lado dormida y desnuda. Respira despacio, casi ni se la oye”. El autor deja claro que todos los seres humanos tenemos la necesidad de conocer a los demás, su historia, para apropiarnos de su vida y reinventarnos unos a otros. Y en La invención del amor, el personaje principal Samuel al recibir una llamada inesperada por la hora en que la recibe, entre las cinco o seis de la mañana, se da cuenta que al mentir puede conocer la historia de una persona llamada Clara que acaba de morir y que él nunca conoció. José Ovejero a través de sus personajes nos muestra que el ser humano miente como una necesidad inherente a la supervivencia cotidiana, miente para reinventarse una y otra vez, así mismo y a otros, como un permiso que se concede para contar una nueva historia en su vida y en la de otros. Y simplemente acabar con su cotidianidad, con esa historia ya gastada, repetida, al igual que en una serie televisiva. Es como si pasara de un sueño a otro, sin despertar, donde se olvida totalmente el anterior para dar paso al otro, donde sólo hay incertidumbre al principio causado por las imposturas que se cuenta así mismo para creérselas, y así poder mentir a lo demás, dando como resultado una historia nueva, donde todos los involucrados se convierten en una parte esencial para que ésta suceda, al igual que una ola sigue a otra, formando parte de la misma mentira. Para muestra, transcribo uno de los párrafos del libro: “Ahora, más que entonces, tengo la impresión de haber cometido una infracción liberadora, de haber hecho algo para no seguir enterrándome en la aceptación de los días como si no hubiese otras opciones, otras maneras diferentes de ser yo. Clara ha muerto, una chica con una familia, amigos de los que no sé nada, que también mentiría de vez en cuando, que tendría cosas que ocultar y que ya nadie sabrá. O sí, porque después de muertos dejamos trazas de quiénes somos, aunque muchas serán malinterpretadas: ¿por qué guarda píldoras anticonceptivas en un cajón si estábamos intentando tener un bebé?… Me gustaría ver una foto suya, descubrir si en alguno de sus rasgos se podrían adivinar sus ansias, sus miedos, su historia”. Otro rasgo interesante en la novela es ver cómo a través de las acciones de los personajes, todos involucrados en una serie de imposturas, van creando una realidad, existencia efectiva, acompañada de ficción, al igual que una creación mental, de cada uno de los protagonistas, donde sus soledades se pierden en un encanto, en una seducción que cautiva los sentidos, hasta olvidarse de sí mismos para apropiarse del otro, de sus pensamientos, de sus sentimientos, de su cuerpo, y es entonces que la soledad se puede compartir al roce de unas manos, al beso inesperado, al intercambio de una mirada, que une dos historias en una sola, y en este caso sucede con Carina, hermana de la difunta Clara. Y al final de la novela José Ovejero nos deja claro que las soledades sólo se pueden compartir, aunque se haya creado una nueva historia, y que nunca desaparecen. Veamos unas líneas: “Lo que sí se oyen son sirenas de ambulancia y de policía, como todas las noches. Pero si otras noches no les hago caso, ahora, mientras estoy tumbado al lado de Carina, con una mano sobre su costado, sintiendo leves movimientos de las entrañas, palpitaciones, pasajeros temblores o estremecimientos, me sugieren que allá fuera hay gente que ha tenido un ataque al corazón o ha sufrido una agresión, enfermeros que hacen la respiración artificial a un hombre para volverle a la vida…”. Podemos decir que La invención del amor es una novela donde el hombre se inventa su propia historia, para crear una serie de historias en una historia que es su vida, tan ficticia o irreal como su vida cotidiana. Y nos deja con la sensación de que todo en este mundo es irreal, que lo que vivimos es creación de la mente. —¿En serio que quieres conocer la verdad sobre mí? “Cierro los ojos y ahora sí, ya no puedo posponerlo más, empiezo a contarle la historia de Samuel según Samuel”. José Ovejero, La invención del amor, Alfaguara (Santillana Ediciones), México, 2013; 256 pp.

Un cuento que escribí: "Lo inesperado" Aparece en la Revista Siempre! (22 de junio de 2013)

Jaime Luis Albores Téllez Sucedió un sábado, como cualquier otro sábado: cuando me levanto tarde, pues se ha vuelto costumbre ir todos los viernes con los amigos a un bar y desvelarme. Además los sábados los dedico a la holganza total. En fin, no tengo nada planeado para ese día. Así son todos los sábados. Aquel sábado, hace ocho días, me despertó el timbre del teléfono al mediodía y al contestar escuché la voz de mi vecino. Me invitaba por la noche a tomar un café para que conociera a la nueva vecina, que, supuestamente, estaba interesada en mí. También él me recriminaba mi ausencia al café por dos semanas. Acepté la invitación por pura curiosidad, ya que a la nueva vecina no la conocía ni de vista. Y pasé el resto del día oyendo música new age, leyendo el periódico y preparando algo para comer. Llegué al café a la hora indicada, tal vez cinco minutos antes de las nueve. Saludé a la mesera de siempre (flaca y nerviosa) y me sirvió una taza de café, mientras me hablaba rápidamente de los despidos de la compañía de Luz y de los apagones, casi diarios, que duraban horas en la colonia. Y la charla que ella había empezado terminó abruptamente, pues otro comensal (regordete y bigotudo) la llamaba con demasiada insistencia, su voz ebria se escuchaba como un bufido entrecortado y eso hizo que me fijara en él y ella corrió a su mesa, ya que sólo esperaba el momento de verlo partir. Se notaba en su cara de desesperación. Y recordé que precisamente por evitar las charlas interminables de la mesera, había dejado de ir al café hace dos semanas. Mi vecino entró con la nueva vecina que vestía una chamarra verde y que traía un collar de madera de colores que sobresalía entre su chamarra. Y en el momento que se sentaba a la mesa se fue la luz. Por suerte había luna llena y alumbraba el lugar. Mi vecino nos presentó, me guiñó un ojo y se retiró argumentando que tenía un imprevisto en su casa y que si no lo veía podría inundarse. Me reí por su ocurrencia y quedamos en silencio, a oscuras, no sé cuánto tiempo, ella y yo. Sé que escribes, quiero que escribas sobre mi muerte —dijo, de repente. Enseguida sacó de su bolsa una botellita y se la bebió. Cayó al piso. Asustado grité a la mesera que viniera. Y recibí como respuesta, a gritos desde la cocina: “¡no encuentro las velas, mi marido las cambió de lugar; como los demás ponga el dinero del café sobre la mesa, así lo acordamos desde que empezaron los apagones, después lo recojo!”. Miré alrededor y no había nadie. Como siempre era el último en irme del restaurante. Pensé que, tal vez, los dos o tres comensales de siempre no se habían fijado en ella, en su llegada a mi mesa, pues se había ido la luz casi a su llegada. Y por miedo a que me involucraran de alguna forma con su muerte: la levanté y la llevé al lugar donde se había sentado el tipo (gordo bigotón) que había llamado a la mesera con gran insistencia y allí la dejé sentada e inclinada sobre la mesa, como si durmiera. De regreso a la casa encontré a mi vecino exprimiendo un trapo; le comenté que ella se había ido del café pretextando cierta preocupación por el incidente de la inundación que él tenía en su casa. Él, con un gesto incrédulo y con una sonrisa desdibujada, sólo atinó a decir: ya sabes, así son algunas mujeres y eso que tú le interesas mucho… Al otro día vi en las noticias, en la televisión, la foto del comensal (gordo, bigotón) que había llamado con insistencia a la mesera. El reportero lo acusaba de envenenar a una chica que llevaba un gran collar de colores. Y decía que ya están en su búsqueda porque encontraron una agenda con su foto y direcciones tirada bajo la mesa donde estaba la mujer muerta… Apagué el televisor, ya no quise ver más las imágenes, simplemente quería evitar estar ansioso, como cuando uno espera con inquietud un final imprevisto. Y un sábado después, como siempre sucede con lo inesperado, por la tarde, vi la puerta entrecerrada del departamento de mi vecino, me asomé y vi que ya no había nada, ni un solo mueble, imaginé que mi vecino se había marchado sin despedirse de nadie, tal vez tuvo miedo, como yo, que lo involucraran con la muerte de ella. Algunos vecinos tratan de hacer plática conmigo sobre las noticias de la vecina muerta, yo les dejo en claro que no sé nada, que no he visto la televisión, y que no sé nada del vecino, y en automático, como si dijeran un guión cinematográfico mal aprendido, entrecortado: dicen: que ya lo andan buscando… pues vieron que el sábado pasado… salió con ella y desde ese día no la ven…

Oruga, de María Dolores Reyes Herrera (Reseña que aparece en la Revista Siempre! 8 de junio de 2013

Jaime Luis Albores Téllez El conjunto de poemas, Oruga, de María Dolores Reyes Herrera, tiene que ver con el amor, la nostalgia y el erotismo. Todo ello desde un punto de vista femenino en cuanto que en los versos podemos distinguir a la naturaleza como creadora y transformadora de vida al igual que sucede con toda mujer. De ahí el título del libro: Oruga, que enmarca un universo bien definido, que tiene un inicio y un fin, determinado por el tiempo y que además en ese lapso todo cambia a cada instante hasta perder la forma original, y donde la poesía logra su propósito como una elevación de ideas en que siempre está presente cualquier elemento o fenómeno de la naturaleza que se empata con una característica específica de la mujer, ya sea dar vida a un ser o no lograr ese fruto tan anhelado por el amor y el erotismo hasta convertirse en nostalgia en el diario vivir. La poeta escribe sobre el amor como un sentimiento que no dura, efímero, que tiende a consumirse lentamente hasta llegar a un fin que parece abrupto, debido a los pequeños cambios, imperceptibles, en la forma de mirar, de sentir, de pensar, provocados por el cuerpo que sufre los embates del diario vivir, a través del miedo, resentimiento, mentira, conformismo que se van sucediendo a través de los segundos, minutos, horas, días, meses, años, como si cada uno de los sentimientos mencionados marcaran una o varias líneas en las manos, en la cara, etcétera, hasta transformar el cuerpo en un pellejo arrugado, como si primero fuese una mariposa y que termina en oruga. La autora devela en su poesía que el cuerpo se destruye al igual que cualquier material, y en ese tiempo imperceptible que cambia constantemente, el sentimiento de amor desaparece creando la sensación de soledad, como un retiro que aleja al mundo para sumergirse en la melancolía por lo perdido, en este caso el amor. La poesía de María Dolores Reyes es también nostálgica, como si a través de sus versos invitara al regreso de un tiempo inolvidable de sucesos. Transcribo el poema intitulado “Siempre a mi lado”: “Me decías que no te olvidaría/ cuánta verdad guardaban tus palabras/ ¿Olvidarte? ¿Cómo?/ dejaste de ti/ mi ser impregnado./ Fuiste llamado/ a entregar tributo/ dejando huella imborrable./ Mi rostro aún es bañado por tus mares./ Recorren mi piel tus caricias/ con esas manos/ donde hoy/ tus células palpitan./ Tu eco percibo en sus voces/ la alegría que reflejaban tus labios/ en sus risas./ Mi dermis se enajena/ con la miel/ que has legado en los besos/ impresos en mi frente./ Cuando derraman sus perlas/ evoco los breves instantes de nostalgia/ que osaron invadir tu júbilo./ Palmo a palmo/ te percibo en ellos/ no me dejaste sola/ aún ausente…/ siempre estás a mi lado”. También en este poemario hay destellos del amor sensual, erotismo, y al igual que en un espejo donde se refleja la autora, aparecen imágenes que persisten y retan como un reclamo, o tal vez como un anhelo eterno donde se desencadenan las fuerzas instintivas del cuerpo. María Dolores Reyes Herrera, Oruga. Editorial de Canapé, Alacarta, México, 2013; 100 pp.

Coffee Shop Amsterdam (Reseña que aparece en la Revista Siempre! (25 de mayo de 2013)

Jaime Luis Albores Téllez El poemario Coffee Shop Amsterdam, de Rubenski (Rubén Campos Arias), muestra la habilidad de plasmar las vivencias internas, quiero decir personales, a través de una mirada que es capaz de desapegarse del instante, de ese momento que lleva a lo inmediato hasta convertirse en continuo, y que casi siempre se pierde en el diario vivir, convirtiéndose en cotidianidad que destruye todo aquello que puede producir sorpresa. Rubenski con sus poemas separa al lector de esa cotidianidad al compartir cada verso, línea, como un instante en el cual hay toda una historia que nos cuenta, de un viaje, de una emoción, de un día o una noche. Y bien lo dijo Guillermo Samperio, el día ocho de mayo del presente, en la presentación del libro: “En el poemario Coffee Shop Amsterdam, es renombrar y evocar lugares y cosas, el latido que los hace vivir. El poeta se impregna del fondo de lo observado, vibra con lo que hace distinto y extiende su esencia a una época o país. En el brillante ejercicio geo-poético de un referente real: sus ocho días en Amsterdam”. El poeta logra abstraer al lector de su mundo complejo, donde sus situaciones diarias lo distraen y lo envuelven en una maraña de pensamientos que a nada lo llevan, pura imaginación sin orden. Rubenski a través de sus poemas guía a cada lector a un mundo donde desaparece el desorden y crea un instante mágico, donde la razón y el argumento dan claridad mental, donde el pensamiento es expresado en frases poéticas bien logradas. Carlos Santibáñez, quien también participó en la presentación del libro, dijo lo siguiente: “Con Rubenski, el poeta es un desprendido. El ser que crea su propio tiempo, cuando la realidad ha devorado el tiempo que marcan los relojes, y la destrucción se convierte en marca operativa de la construcción. Por eso el primer verso con que empieza el poemario es: ‘He roto las manecillas’, en su primer poema intitulado ‘Desprendimiento’. Quien espere encontrar la medida de todas las cosas en el tiempo secuencial, convencional, no entra en la mirada de estos poemas”. Rubenski hizo una especial presentación poética, al leer dejó a un lado la formalidad de las presentaciones, tomó su libro con cierta desfachatez, como si estuviera todavía en Ámsterdam, en ese Coffee Shop, bebía su cerveza cada vez que terminaba de leer un poema, mientras que Guillermo Samperio fumaba despreocupado, como cuando ya no se tiene nada que hacer en una tarde de primavera, en donde se ha cumplido con lo que se tenía que hacer, en este caso presentar el libro de Rubenski, y así dejó que el tiempo y el calor se consumieran en cada verso y en cada fumada. Al final de la presentación el editor Elías Nahmad, dijo: “Es un poeta que con sus versos nos lleva a los lugares que él ha visitado, compartiendo sus emociones”. En este libro encontramos una voz personal que lo distingue y justifica ante ese mundo externo e interno en el que se mueve el poeta, donde conjuga abismo y razón. Rubenski (Rubén Campos Arias), Coffe shop Amsterdam, Letras vivas (Colección los otros poetas de la banda eriz

La estatua asesinada, de Gonzalo Valdés Medellín (Texto que aparece en la Revista Siempre) 18-05-2013

Jaime Luis Albores Téllez La obra teatral La Estatua asesinada, de Gonzalo Valdés Medellín, se presentó con gran éxito en el teatro Sergio Magaña. Es una obra —hecha para homenajear a Xavier Villaurrutia— que se estrenó a nivel mundial en el mes de marzo del presente en el Palacio de Bellas Artes para recordar los 110 años de su nacimiento: veintisiete de marzo de mil novecientos tres. No voy a hablar de la iluminación, ni de la actuación, ni de la historia, pues cada uno de los detalles escénicos está tan bien cuidado que podemos adentrarnos a la psicología del personaje, Xavier Villaurrutia. Y sí, este es un gran logro por la dificultad que hay de explorar a través del movimiento y los diálogos la forma de ser, en cuanto a los términos de placer y displacer, como un dualismo en su vida homosexual y creativa. Ésta es una obra provocadora pero también brillante, en cuanto que nos muestra un conflicto anímico, quiero decir que considera el alma como un principio de acción, casi como un culto del espíritu, y es así como podemos ver en escena a Xavier Villaurrutia, representado por Rodrigo Ostap, y conocer la constitución psíquica de Villaurrutia, plasmada en los sentimientos que le da vida a su obra literaria (tanto dramatúrgica, como poética) y a la vez a su historia personal, para decirnos que el hombre es el único actor de todos sus sucesos, pero que también sus aspiraciones sobrepasan su individualidad cuando recibe la influencia de los pensamientos de todo el género humano. Como fue el desdén por los homosexuales en la época en que vivió el poeta. También podemos ver a lo largo de toda la obra una exposición que gira esencialmente en un parámetro donde la ausencia y la presencia de las voces amadas son los sucesos que motivan el placer o el displacer, como un dualismo, donde el amor y la pérdida del mismo, se convierte en un pilar importante para el arte, para la creación. La música y los sonidos cortos —interpretados por el músico Alberto Mendoza Bernabé, saxofón, que escuchamos durante toda la obra provocan la sensación de congelar el presente acompañado en una forma temporal, por momentos, como si la repetición del deseo, fuese un eco que le contesta al grito obsesionado por el retorno a la vida o la muerte. Y en cada una de sus intervenciones logra crear la sensación de que la vida de Xavier Villaurrutia hubiese sido un autoengaño, donde la capacidad de disfrute siempre estaba relacionada con las voces de todos sus amoríos. Al igual que los recuerdos. Donde podemos visualizar un beso, una caricia, pero no sentirla, pero si podemos conceptualizar el contenido como una realidad. O sea un autoengaño. La atmósfera creada por las participaciones de Alberto Mendoza Bernabé, le da un toque especial, que crea cierta intimidad entre los actores y los espectadores, una familiaridad, donde los secretos quedan en casa, o podemos decir en este caso, en el teatro. El elenco está formado por actores profesionales, que muestran el gusto por este arte tan difícil: Rodrigo Ostap (Xavier Villaurrutia); Ramón Castillo (Agustín Lazo, El ángel del amor y Octavio Paz); Emmanuel Ávalos (La muerte); Eduardo Vangel (El ángel de la vida y Burócrata uno); Leo Dávila (El escritor y El destino); Jaime Albores, jr. (Burócrata dos). Productor Érick Tapia Macías y como asistente Mónica Sara Albores; Coreografía Eduardo Vangel; puesta en escena Gonzalo Valdés Medellín y como asistente en dirección Jaime Albores, jr. En fin, La Estatua asesinada, es una obra que nos dice que el inconsciente artístico no logra desvanecer las culpas de un pasado trágico y nebuloso como fue la vida del poeta Xavier Villaurrutia. Esta obra de teatro no debe perdérsela por la simple razón que nos convertimos en espías, espectadores, de un íntimo vivir artístico. La estatua asesinada, de Gonzalo Valdés Medellín, se presenta en el teatro Sergio Magaña todo el mes de mayo, uno y dos de junio, los días viernes a las 20:00 horas; los sábados 19:00 horas y los domingos a las 18:00 horas

A 50 años del asesinato de Kennedy (texto que aparece en la Revista Siempre) 4 de mayo de 2013

Jaime Luis Albores Téllez En el Newseum de Washington desde el mes de abril del presente hasta enero del próximo año se presenta una muestra que recoge objetos relacionados con aquel día veintidós de noviembre de 1963, se muestra la cobertura informativa de los medios de Estados Unidos, y se lleva a cabo una muestra de fotografías de la familia Kennedy recuperadas después del derrumbe de las Torres Gemelas. Y para completar el homenaje que hace el Newseum al 50 aniversario de la muerte de John Fitzgerarld Kennedy (JFK), se dará a conocer el filme Un millar de días, en el que se puede ver parte de la vida familiar de los Kennedy durante su periodo en la Casa Blanca. Esta exposición también remarca un hecho en la historia del periodismo, ya que ese veintidós de noviembre se filmó por primera vez un asesinato con lujo de detalle al captar la cámara la imagen en la que Kennedy caía abatido dentro del coche descapotado en que viajaba con su esposa Jacqueline. Doy una muestra de algunos aspectos, sobre Abraham Zapruder, que hicieron posible grabar el asesinato, y que selló este hecho periodístico en 1963, los cuales marcaron un antes y un después en los medios de información. El asesinato de John Fitzgerald Kennedy (JFK) Abraham Zapruder llega de Rusia Blanca a Estados Unidos y se establece en Dallas, Texas, es un industrial de la confección de ropa femenina que huye del socialismo y busca apoyo del magnate George De Mohrens Childt a través de la esposa de éste: Jeanne Le Gon. Abraham Zapruder vivió su niñez y parte de su juventud en Bielorrusia o Rusia Blanca, una región pantanosa y selvática, donde la principal industria es maderera. La conoció en una fiesta, de tantas, organizada por la propia Jeanne Le Gon y en poco tiempo compartieron el gusto por el cine y la industria del modismo; se hicieron amantes y hasta estuvieron a punto de casarse, pero los problemas políticos y económicos que había en Rusia los separaron. Ella huye a Estados Unidos dos años antes que Zapruder, su padre había muerto y temía perder su negocio que le generaba grandes ganancias, él (Zapruder) casi sin dinero y a punto de caer en la cárcel, por las deudas impagables al quebrar su negocio de confección de ropa femenina, escapa apoyado por su amante, quien le manda una buena cantidad de dinero que usa para pagar algunas deudas y viajar a Estados Unidos. En 1941, empieza a trabajar en Dallas para la industria de la confección con su ex amante Jeanne, quien le confiesa que ya es novia de Geroge D. Mohrens, quien a la vez es socio de Hechos de Cine en Nueva York, una compañía de producción cinematográfica de un familiar, el barón Maydell. El magnate Mohrens en ese tiempo hace una película documental sobre los combatientes de la resistencia en Polonia. Al principio cuando Zapruder se entera que Jeanne tiene un amorío con el magnate, toma la decisión de irse a Boston, pero ella —todavía enamorada— lo convence de quedarse en Texas, al decirle que Mohrens puede ayudarle a lograr sus sueños de filmar una película. Lo lleva al estudio cinematográfico, donde puede recorrer el escenario, set, el plató, ver el decorado, el fondo, la cámara, el fotómetro, el carro guía, la batería de focos, la pantalla reflectora, la furgoneta del sonido y el equipo electrógeno. Abraham Zapruder empieza a creer que sus sueños de hacer una película o varias están a punto de hacerse realidad. Esa noche se reconcilian como amantes. Dieciocho años después (1959) se separan como socios de la industria de la confección cuando Jeanne, embarazada de Zapruder, decide casarse con el magnate. Un año después Abraham Z. contando con un gran capital funda su propia compañía de ropa para mujer. Mohrens sospecha que el hijo de Jeanne puede ser del modisto. El barón Maydell le cuenta que vio cierta cercanía, abrazos y besos, entre ambos desde la primera vez que visitaron el cinematógrafo —hace dieciocho años— y que casi está seguro que hicieron el amor aquella vez en la furgoneta del sonido, cuando ya se habían retirado el jefe de producción y el ingeniero. En abril de1963 el magnate Mohrens se entera —por conocidos que tiene en el FBI— que existe un complot para asesinar al presidente Kennedy y a la vez busca implicar a Abraham Zapruder para vengarse de los amoríos que tuvo con su esposa, ya que sabe que es amigo de Lee Harvey Oswald —único inculpado del asesinato de JFK— un ex marino que había vivido en Rusia. Mohrens por el mes de agosto del mismo año se entera que el modisto cambia sus oficinas justo por donde hará el recorrido el presidente, pasando por el Dal-Tex Building, en la Plaza Dealy, muy próximo al Texas School Book Depositary, edificio desde donde se hicieron los disparos. En septiembre del mismo año, el magnate y su esposa tienen un gran pleito, cuando ella escucha hablar por teléfono a Mohrens con Lee Harvey Oswald y darse cuenta que quieren implicar al modisto en el complot. Jeanne avisa a Zapruder (el modisto) de lo sucedido en su casa y de lo que piensan hacer. Él contesta que no debe preocuparse, que siempre ha estado al tanto de todo y que tiene un plan para escapar de cualquier calumnia. Y que lo hará a través de una película. El 22 de noviembre de 1963, Zapruder filma la caravana del presidente Kennedy a través de una cámara Bell & Howell (8mm) de color. Y logra captar, en dieciocho segundos, exactamente cuando JFK es impactado por las balas. El magnate conocedor de lo que iba hacer el modisto, cuando escuchó lo que su mujer hablaba con él, del asesinato, decidió comunicarse por teléfono con Richard Stolley, entonces editor de la revista Life, para decirle que un tal Zapruder filmó el asesinato del presidente, que lo buscara en el barrio donde ocurrieron los disparos, que allí era muy conocido. Y sin decir más terminó la llamada. Richard Stolley localizó a Abraham Zapruder y ofreció por la película cincuenta mil dólares, pero cuando la vio, amplió la compra por ciento cincuenta mil dólares para hacerse con todos los derechos de explotación. Siete años después, el 30 de agosto de 1970, muere Abraham Zapruder rodeado de películas que filmaba a diario en su casa y en una de ellas se puede escuchar lo siguiente: “Hoy he dicho en mi declaración que la posición del asesino estaba detrás de mí”. Quien esté interesado en esta parte o hecho periodístico de la historia podrá ver la exposición próximamente en la página de Internet del Newseum de Washington. 3125ALBOREScamara Notas Relacionadas: Julia Pastrana, la mujer mono Texas, de Carmen Boullosa La tejedora de sombras Nación TV Más gente así, de Vicente Leñero

Después del terremoto, de Haruki Murakami (Reseña que aparece en la Revista Siempre! 20 abril 2013

Jaime Luis Albores Téllez El volumen Después del terremoto, de Haruki Murakami, es un conjunto de seis inquietantes narraciones, donde se puede percibir muy marcado la presencia de un “yo” moribundo, protagonista omnipresente, de existencia, hasta cierto punto cargada de egoísmo, siempre al margen de la historia colectiva marcada por el terremoto de la ciudad de Kobe, Japón, en 1995. En el primer relato “Un ovni aterriza en Kushiro”, solamente se lee una vez la palabra terremoto, y nos deja claro que hubo un desastre grande, que también hubo muertos, pero una vez sucedida la calamidad, la vida sigue en función de ese “yo”, en este caso con la historia de desamor, donde un comerciante de equipos de sonido decide pedir unas vacaciones para tratar de hacer conciencia del por qué del abandono de su mujer, hasta olvidarse totalmente del terremoto. Y así como en ésta y las otras narraciones nos da a entender que el dolor es inherente a todo lo relacionado con el humano. Y sobre todo de ese “yo”, podría decirse: culposo por su sufrir individual. En otro relato “Paisaje con plancha”, nos presenta ese egoísmo narcisista, donde los personajes viven al margen de los hechos históricos y hasta sociales, presentando la soledad como un inquietante presentimiento de muerte que se acentúa con la edad. Y nuevamente aparece ese “yo”, individual, que busca posicionarse de un lugar en el mundo. Sin lograrlo, simplemente porque no tienen un presente, donde el miedo no exista. Por cierto, esta historia me hizo recordar el poema Los nueve monstruos, del peruano César Vallejo, donde nos hace saber del temor de la muerte que tenemos al sabernos solos, con nuestros miedos individuales que nos consumen día a día hasta convertir nuestra existencia en un dolor constante e inseparable hasta el último día de nuestras vidas. Haruki Murakami en los últimos tres relatos: “Tailandia”, “Rana salva a Tokio” y “La torta de miel”, nos presenta los dilemas, contradicciones, que viven cada uno de los personajes al enfrentarse a su cotidianidad, llena de desamor y muerte, donde la añoranza lastimera del pasado se extiende al futuro para hacerlo más próximo, como si fuera un círculo vicioso, donde la repetición de los deseos se vuelven infinitos hasta la obsesión por el retorno al trauma individual, culposo, porque simplemente se han alejado, por su egoísmo, por eso “yo” tan individual, de los demás seres humanos que los rodean. Y es así que el autor toma como pretexto el terremoto de 1995, donde murieron más de cinco mil personas, para narrar en seis cuentos el dolor en que vivimos todos los seres humanos, provocado siempre por nuestros miedos que nos hacen vivir una vida alejada de los demás, siempre en busca de nuestro propio beneficio. Haruki Murakami, Después del terremoto. Tusquets, México, 2013; 192 pp.

Más gente así, de Vicente Leñero (Reseña que aparece en la Revista Siempre) 6 de abril de 2013

Jaime Luis Albores Téllez El libro Más gente así, de Vicente Leñero, se integra por quince historias, todas estremecedoras, cada una nos va llevando de sobresalto en sobresalto, ya sea porque hemos conocido, o leído, a personas como Emmanuel Carballo, Huberto Batis, Christopher Domínguez Michael. Cada uno de ellos aparece en la historia intitulada “El crimen”, donde Vicente Leñero cuenta con una facilidad o desparpajo increíble, que hace fascinante la narración, el asesinato de un crítico, transcribo unas líneas del libro donde aparecen estos escritores: “Heredero de la fama de Emmanuel Carballo y de Huberto Batis, el Sapo compartía con Christopher Domínguez —cada quien desde su bando— el crédito de hacer la mejor crítica literaria de México…”. En esta historia nos encontramos a tres personajes, a Benjamín de la Garza, Mónica Lezama y Eduardo Hernán­dez, que se conocen en un taller literario dirigido por Rafael Ramírez Heredia, que después de una discusión con el maestro se retiran. Benjamín de la Garza, riquillo y con influencias logra publicar dos novelas y un libro de cuentos en Tusquets. Después de estas publicaciones su amiga Mónica Lezama escribe en la revista Nexos, “se lee sin soltar el aliento y sin dejar de paladear las palabras de una prosa que acaricia al lector por su poética y a la que De la Garza somete luego al fragor de una batalla dramática entre cinco personajes…”. Pero el Sapo había logrado a través de vapuleadas el silencio hacia la obra de Benjamín. Y es a partir de este conflicto que se desenvuelve toda la trama. En otra historia, Notas a pie de página, “7 A Hero Rodríguez Neumann le decían Hero-chico porque tenía el mismo nombre que su padre… Me extrañó la imposición. ¿Por ser hijo del gerente? No sólo por eso —me enteré después—, sino porque Hero-padre y Julio Scherer deseaban apartarlo de las “malas influencias” que ejercía sobre él Manuel Becerra Acosta, subdirector de Excélsior. “Bece­rra Acosta lo arrastraba al trago y al desmadre…”. Sí, en “Notas a pie de página”, es un pretexto para contarnos a través de notas situaciones que le tocaron vivir como escritor, editor, y director de Revista de revistas en 1972. Así también en “La muerte del Cardenal”, nos narra una historia donde describe cómo viven los cardenales y sacerdotes en Méxi­co, contándonos la muerte del Cardenal Posa­das, donde el lujo y las relaciones con políticos son su fortaleza, siendo intermediarios entre los narcos y políticos, los mediadores, los que ponen la paz hasta cierto punto: “Portas: ¿Y cada cuánto viaja usted al Vaticano? Nuncio: Bueno, sí, gracias a mí, ¿por qué no reconocerlo? Y gracias al presidente Salinas, el Vaticano y México estamos ahora a partir un piñón. Portas: ¿Puedo hacer una pregunta indiscreta, excelencia? El Nuncio asiente con frescura. Porta: ¿Qué ha sido de los sacerdotes comunistas? Nuncio: Uy, no, eso se acabó desde que murió el obispo de Cuernavaca…”. Y en párrafos más abajo nos narra cómo los narcos Benjamín y Ramón Arellano Félix se entrevistan con el Nuncio para aclararle que ellos no tenían nada que ver con la muerte del Cardenal y que el autor era el Chapo, quien también quería matar a los hermanos Arellano. “Treinta o cuarenta minutos después, la puerta por donde desaparecieron el Nuncio y Benjamín Arellano se abre. Una risotada del Nuncio precede el ingreso del eclesiástico y de Benjamín, quien ríe también. Palmea al Nuncio, con cordialidad. Benjamín: Gracias, monseñor. Salú­deme al Santo Padre. Benjamín estrecha la mano del Nuncio y Ramón se aproxima para poner de nuevo la rodilla en tierra y besarle el anillo. Antes de abandonar la sala, Benjamín se vuelve. Ben­jamín: ¿Podría darnos la bendición, monseñor? Ben­jamín y Ramón se arrodillan como dos devotos fieles. El Nuncio los bendice”. Es ésta una referencia sólo de algunas historias que se comprenden en el volumen que deslumbra, una prueba del sorprendente libro, tanto por lo que se dice como por cómo se cuenta, en el que aparecen personalidades de nuestras letras actuales y situaciones que también nos llevan a comprender el presente. Más gente así es un libro donde Vicente Leñero muestra en cada página el gran narrador que es, invitándonos a la reflexión de quiénes somos como seres humanos y a la vez ser más conscientes de los roles en que participamos en nuestra vida cotidiana. Vicente Leñero, Más gente así. Alfaguara, México, 2013; 256 pp

Texas, de Carmen Boullosa (Reseña que aparece en la Revista Siempre! ) 23 de marzo de 2013

Jaime Luis Albores Téllez El volumen Texas, de Carmen Boullosa, es una novela que tiene un marco de referencia histórico. Para empezar, la historia que nos cuenta se desarrolla en el año de 1859, donde Texas ya se había incorporado a Estados Unidos, también por esos años Texas se vuelve crucial para los separatistas porque ven en los estados del norte de la República Mexicana una posibilidad de fundar un nuevo país y dividir a Estados Unidos en dos naciones. Aquí en México (1858-1859) los liberales y conservadores imponían a sus propios líderes, y había dos presidentes, uno del grupo conservador (Félix Zuloaga) en la Ciudad de México y otro del grupo liberal (Benito Juárez) quien se instaló en Veracruz. También en 1859 Estados Unidos pide que para otorgarle el reconocimiento como presidente a Benito Juárez o a Félix Zuloaga permita que Baja California sea territorio de Estados Unidos y a la vez la incursión de sus tropas por todo México. Juárez es reconocido como presidente de México al acceder a las proposiciones del gobierno estadounidense y firma el tratado Mclane-Ocampo. Por fortuna éste no se lleva a cabo, ya que Estados Unidos, en ese tiempo, estaba dividido como si fueran dos naciones, la del norte y la del sur, cada una con su propia bandera y sus propios ideales, como que el ser humano debe ser libre y no debe existir la esclavitud en ninguna forma, en el norte, y en el sur proclamaban la esclavitud. Además Texas ha sido moldeado, por decir de alguna forma, por interrelaciones de cultura hispánica, amerindia (apache, comanche, cheroqui) afroamericana y tejana alemana. Carmen Boullosa nos relata —en un apartado titulado “Pequeña nota de un intruso (que se la salte el que quiera)”— que el gobierno mexicano invita a los gringos a poblar la frontera norte para protegerla de los europeos y de los indios guerreros; y cómo los mismísimos gringos corresponden traicionando al gobierno mexicano declarándose independientes. Así también nos advierte que es una historia entre dos ciudades, Bruneville (Estado de Texas) y Matasánchez (México). Carmen Boullosa nos narra magistralmente varias historias paralelas donde los personajes inmigrantes que hablan un poco de alemán, español, inglés, se entremezclan con la historia principal, donde Nepomuceno es insultado por el sheriff Shears en la ciudad de Bruneville, Texas. Nepomuceno hiere al sheriff al disparar su arma y huye al territorio mexicano. Y a través de esta novela Boullosa nos retrata una sociedad texana que inconforme con las imposiciones de los diferentes ideales de cada cultura terminan por vivir en el caos al crear sus propias leyes que sólo son respetadas a través de convertirse en hombres armados. Y donde todos buscan justicia a su manera, creyendo tener siempre la razón, según sus costumbres e ideales. Y es así como podemos ver a mujeres que ya no teniendo nada que perder, que se sienten indignas, usadas por los hombres, pierden el sentido de ser humanos, simplemente se vuelven indiferentes a lo que sucede a su alrededor. Hombres que según su condición, esclavo, indígena, gringo, mexicano, buscan matar para ser los más poderosos, asesinan para saciar su venganza. En sí, ésta es una obra que nos muestra un estado indómito, salvaje, sobre todo en el año de 1859, donde todo era confusión, hasta la manera de vivir. Carmen Boullosa, Texas. Alfaguara, México, 2013; 368 pp.

Julia Pastrana, la mujer mono Texto que aparece en la revista Siempre! (23 de febrero 2013)

Jaime Luis Albores Téllez Julia Pastrana (1824-1860) queda huérfana porque su madre indígena —de facciones finas, morena, y que siempre vestía de pantalones y blusas de mangas largas, sin importar el clima, ya que así cubría el exceso de vello en las piernas y brazos, enamorada de un primo, al que llevaba siempre de comer al yacimiento de antimonio, donde trabajaba, y que a través del tiempo, de aquellas visitas, que se convertían en horas, terminó embarazada— al ver a la recién nacida llena de pelos en todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, toma la decisión de quitarse la vida por creer que la niña —creyendo producto de un amor prohibido— había nacido mono. La abuela, ya vieja, con la vista nublada, tuvo que cuidarla y no se dio cuenta que Julia Pastrana crecía y que cada año que pasaba, crecía una mandíbula prominente y gran cantidad de vello por todo el cuerpo y las deformaciones físicas en sus manos: sus dorsos, los pulpejos de los dedos, y hasta las palmas eran iguales a las de un chango. Ya en la adolescencia su teratología, o estudio de sus anomalías de su organismo, era de todos los habitantes de Leyva, pues era tan grotesco verla caminar por las calles, al igual que un simio de gran altura para su abuela que le llegaba al estómago, realmente se había convertido en un monstruo de la naturaleza, en una acromegálica, a tal grado que parecía que nunca dejaría de crecer. En el Centro de Sinaloa, en Leyva, la miraban inquisitiva, como estudiando sus gestos, su postura, su habla, para ver si era mitad mono y mitad humano. Por el año de 1836 llegó un circo que venía de Estados Unidos a Sinaloa para después seguir su gira por otros estados de México. La abuela que había prometido llevar a Julia Pastrana al circo, cuando éste apareciera por Leyva, la llevó para que se divirtiera al igual que la abuela lo había hecho de joven. El empresario Theodore Lent al ver a la abuela y su nieta formadas, para entrar al circo, quedó patitieso, las hizo pasar inmediatamente y les dio los mejores lugares. Julia Pastrana más asombrada que divertida, empezó a soñar con trabajar en el circo, se imaginó entre aplausos y levantando dinero que aventaban desde el graderío, billetes desde los palcos, parada en el borde de la pista agradeciendo, mientras el mozo de pista la sostenía de una mano para que no cayera, tal como vio a las chicas del número ecuestre que habían terminado su presentación. También se identificó con unas siamesas enanas, un gigante que no podía usar zapatos, debido al gran tamaño de sus pies, una mujerona, sargentona, que presentó la doma de fieras como último número. En definitiva no se sintió diferente de quienes trabajaban en el circo. Cuando salían por la rampa de acceso, ya muy cerca del vagón/vivienda, fueron alcanzadas por la taquillera, quien les pidió que hablaran con Theodore Lent; ellas aceptaron y las llevó al foso de maquinaria donde se encontraba el dueño del circo. En silencio las miró y le ofreció trabajo a Julia Pastrana, vio en ella una oportunidad de acrecentar sus ganancias. Habló de todos los países que ella conocería: Estados Unidos, Francia, Alemania, y casi todo el Continente Americano. Que sería la mujer más famosa del mundo, dijo. Y como no veía respuesta alguna, únicamente una cara gacha de la abuela y unos ojos fijos, clavados en el piso. Se atrevió a decir con una voz que aparentaba seguridad: Pídanme lo que quieran, y vio a ambas. Si se casa con ella puede llevársela a donde quiera, contestó la abuela. El empresario, ambicioso, que no quiso perder la oportunidad de tener en su circo a la mujer mono, se casó en ese mes que estuvo en Sinaloa, en Leyva. Julia Pastrana aprendió a bailar y a cantar en varios idiomas, en Europa era presentada como “la mujer más fea del mundo”, “la mujer mono”, “la indescriptible”. Y fue tanta su fama mundial que el naturalista inglés Charles Darwin escribió en uno de sus libros el caso de “la mujer mono”, detallando su nacimiento y sus características simiescas. Al pasar el tiempo queda embarazada al tener un romance con el gigante que no usaba zapatos, Theodore Lent hace como que no se da cuenta con la esperanza de que el hijo tenga las características de la madre y así aumentar sus ganancias. Julia Pastrana muere a los treinta y seis años al dar a luz a una niña con sus mismas características, quien también fallece a los pocos días de nacida. El esposo para no perder la oportunidad de ganar dinero manda a embalsamar el cadáver de Julia a la Universidad de Moscú. Y continuó exhibiéndolo por todo el mundo. Y en una de tantas giras le roban el cadáver, que luego recupera. Sobre esta historia ha habido varias versiones, yo les cuento sobre una de ellas, y hay otra versión hecha película, italiana, La Donna Scimmia (1963), de Marco Ferreri. Actualmente el Instituto Nacional de Medicina Genómica de México (inmegen) estudia la secuencia del genoma de Julia Pastrana para determinar las causas de la enfermedad llamada hipertricosis. Una vez terminados los estudios sus restos momificados fueron depositados en el Centro Histórico de Sinaloa de Leyva, México, cerca de donde nació. Esperemos que ahora no se la roben de Sinaloa y podamos verla y tal vez escribir una historia completa de su vida

Ojos de lagarto (texto que aparece en la Revista Siempre! (9 de febrero de 2013)

Jaime Luis Albores Téllez El libro Ojos de Lagarto, de Bernardo Fernández, Bef, es una novela que podemos considerar neo-fantástica, ya que empieza o parte de una situación, por decir, real y que poco a poco nos lleva a situaciones inverosímiles. “El verdor de la jungla hervía furioso. El calor despertó a Lorenzo Cassanova a las siete de la mañana. Para esa hora el ruido del campamento no le hubiera permitido seguir durmiendo”. Sabemos que este personaje, Cassanova, que es uno de los principales, está en un campamento de cacería. Este hecho real creará una verosimilitud a las situaciones inesperadas e insólitas en la cotidianidad de todos los personajes, creando circunstancias nuevas, que terminarán de una forma inesperada, como es el caso en que el cazador se da cuenta que ha atrapado un animal extraño de “…dos ojillos reptíleos lo observaban implorantes. Estaban clavados a una cabeza afilada que lo hizo pensar en la de una serpiente, si bien era del tamaño de la cabeza de un caballo. Ésta era sostenida por un largo cuello que terminaba en un absurdo cuerpo de elefante del que a su vez partía una cola de cocodrilo”. Además, Bernardo Fernández, Bef, hace copartícipe al lector en cuanto a la aceptación del hecho inesperado, esto es, hace que sus lectores crean en cada una de las palabras escritas y los lleve a sumergirse en el relato. Más adelante en la narración nos damos cuenta que el animal extraño es un dragón. Esto podría hacer pensar que la novela es fantástica y no neo-fantástica, por el hecho de mencionar a un dragón, como sucede en los cuentos fantásticos donde aparecen duendes, brujas, monstruos, dragones, etcétera. No, en este caso lo inverosímil construye la narración a través de la cotidianidad de cada uno de los personajes hasta volver la historia verosímil. Y es así que podemos decir que pertenece a la corriente literaria neo-fantástica, de la cual Bernardo Fernández, Bef, se convierte con este libro en un representante de esta corriente en México. También ha publicado, entre otros libros, Tiempo de alacranes (Premio Una Vuelta de Tuerca, 2005). La cual ya tiene rasgos neo-fantásticos. Ojos de lagarto, finaliza en un laberinto subterráneo de la Chinesca en Mexicali, al norte de México, donde hay un secreto extraordinario que se guarda celosamente por los años veinte. Los personajes que aparecen en esta historia son cazadores, veterinarios, traficantes de opio y alcohol, empresarios circenses, traficantes de animales exóticos, y un espía del Káiser Guillermo II que busca a Pancho Villa para que se alíe militarmente con Alemania. Esta historia que tiene un comienzo a las orillas del Lago Bangweulu, Congo, presenta a unos personajes que realmente existieron y dieron origen a esta novela neo-fantástica, algunos ejemplos son: Phinneas Taylor (1810-1891) empresario circense norteamericano pionero de la industria del entretenimiento, fundador de “museos” donde se exhibían aberraciones naturales. Lorenzo Cassanova (1832-1950) cazador italiano, principal proveedor de especímenes y que muere atacado por la malaria en el puerto de Alejandría. Y para terminar pronto. En sí todos los personajes existieron realmente pero sirvieron de modelo para crear esta historia. Además cuenta el autor, en un apartado del libro, que Ricardo García Micro, talentoso dibujante de cómics, a quien quería escribirle un guión, le dio la idea que se convirtió en Ojos de lagarto. Sí, podemos decir que es un libro afortunado en donde confluyen investigación, imaginación y destreza argumentativa donde lo inverosímil construye la narración para contar una historia donde existe un dragón. Espero, y que sea pronto, que Bernardo Fernández, Bef, también dibujante maravilloso de cómics, entregue un nuevo libro para deleite de cualquier lector amante de la lectura neo-fantástica. Bernardo Fernández, Bef, Ojos de lagarto. Planeta, México, 264 pp

Para recordar al gran escritor Daniel Sada Maestro y amigo) Artículo que apareció en la Revista Siempre!

Jaime Luis Albores Téllez Se trata de El Códex Gigas, un libro medieval que recibe también el nombre o título de La Biblia del diablo, ya que en éste aparece una enorme ilustración de Satanás en toda una hoja. Además existe una leyenda sobre cómo fue escrito El Códex Gigas: En la edad media se obligaba a los monjes que habían pecado gravemente a copiar obras religiosas para expiar sus culpas, y el monje llamado Herman el recluso promete hacer una copia fiel de la Biblia al latín en toda una noche para entregarlo al día siguiente, muy temprano. Al ver que su promesa de entregar el libro era irrealizable pide ayuda al Diablo, ya que se sentía más cerca de él que de Dios, y sabía que al no lograr su cometido sería torturado por los demás monjes, casi hasta la muerte, con carbones encendidos, aceite hirviendo, amputación de sus manos y por último temía al Juicio de Dios en las manos de los religiosos. Se dice que el pecado que cometió fue el enamorarse de una joven que al saberse embarazada le cuenta a toda su familia de su amor por Herman el recluso. El monje, al enterarse que la familia sabía del embarazo, los asesina para evitar que su congregación se enterara. La comunidad religiosa conoce —al hacer sus investigaciones— que Herman había envenenado a toda esa familia con vino. Una prima de la joven que había bebido poco y se salva cuenta lo sucedido. Dejando a un lado esta leyenda. El Códex Gigas es un libro extraño por sus dimensiones, casi un metro de largo, y su peso de setenta y cinco kilogramos, casi ningún ser humano puede tenerlo entre sus manos o simplemente cargarlo. Por mucho tiempo fue considerado una de las maravillas del mundo. Ya que los colores y textura de la tinta (hecha de insectos) se conserva hasta la fecha. Y todo el libro está escrito a mano. Quienes lo han estudiado dicen que es un libro hecho con la finalidad de dar a conocer a los hombres todo el conocimiento del mundo. En sus páginas se encuentran el Antiguo y Nuevo Testamento, cerrando con el último libro canónico, El Apocalipsis. El Códex Gigas tiene nuevamente relevancia cuando en el año 2008 se empieza hablar de la Biblia del diablo, pues se sabe que el gobierno Checo pagó a Suecia diez millones de dólares para trasladar El Códex Gigas hasta Praga y depositarlo en un antiguo colegio de jesuitas llamado Clementinum. En el año 2009 cualquier persona, no sólo los interesados en el tema de lo espiritual o de lo oculto, pueden recorrer página tras página de El Códex Gigas en la biblioteca digital mundial. En algunas de estas páginas podemos ver letras más grandes que en el resto del libro, para dar a conocer hechos que el hombre debe conocer: como que Satanás está sometido a vigilancia en la Tierra (sin retorno al cielo) y que para eso fue el sacrificio (indispensable) de Cristo. Expresado en el Apocalipsis versículos 11 y 8. Y dicen los estudiosos del libro en cuestión que en páginas posteriores se habla del hombre en la Tierra que también está sometido a una vigilancia de sus pensamientos y acciones que lo harán regresar al cielo o que lo mantengan indefinidamente en la Tierra al igual que al Diablo. Yo me imagino que ésta puede ser una especie de reencarnación, donde nuestros deseos y acciones (karma) nos hagan nacer una y otra vez con una misma alma pero en diferentes cuerpos. En fin, es un libro rodeado de misterio y secretos desde la época del feudalismo.

El artículo apareció el 24 de noviembre 2012 El Códex Gigas o la Biblia del diablo

Jaime Luis Albores Téllez Se trata de El Códex Gigas, un libro medieval que recibe también el nombre o título de La Biblia del diablo, ya que en éste aparece una enorme ilustración de Satanás en toda una hoja. Además existe una leyenda sobre cómo fue escrito El Códex Gigas: En la edad media se obligaba a los monjes que habían pecado gravemente a copiar obras religiosas para expiar sus culpas, y el monje llamado Herman el recluso promete hacer una copia fiel de la Biblia al latín en toda una noche para entregarlo al día siguiente, muy temprano. Al ver que su promesa de entregar el libro era irrealizable pide ayuda al Diablo, ya que se sentía más cerca de él que de Dios, y sabía que al no lograr su cometido sería torturado por los demás monjes, casi hasta la muerte, con carbones encendidos, aceite hirviendo, amputación de sus manos y por último temía al Juicio de Dios en las manos de los religiosos. Se dice que el pecado que cometió fue el enamorarse de una joven que al saberse embarazada le cuenta a toda su familia de su amor por Herman el recluso. El monje, al enterarse que la familia sabía del embarazo, los asesina para evitar que su congregación se enterara. La comunidad religiosa conoce —al hacer sus investigaciones— que Herman había envenenado a toda esa familia con vino. Una prima de la joven que había bebido poco y se salva cuenta lo sucedido. Dejando a un lado esta leyenda. El Códex Gigas es un libro extraño por sus dimensiones, casi un metro de largo, y su peso de setenta y cinco kilogramos, casi ningún ser humano puede tenerlo entre sus manos o simplemente cargarlo. Por mucho tiempo fue considerado una de las maravillas del mundo. Ya que los colores y textura de la tinta (hecha de insectos) se conserva hasta la fecha. Y todo el libro está escrito a mano. Quienes lo han estudiado dicen que es un libro hecho con la finalidad de dar a conocer a los hombres todo el conocimiento del mundo. En sus páginas se encuentran el Antiguo y Nuevo Testamento, cerrando con el último libro canónico, El Apocalipsis. El Códex Gigas tiene nuevamente relevancia cuando en el año 2008 se empieza hablar de la Biblia del diablo, pues se sabe que el gobierno Checo pagó a Suecia diez millones de dólares para trasladar El Códex Gigas hasta Praga y depositarlo en un antiguo colegio de jesuitas llamado Clementinum. En el año 2009 cualquier persona, no sólo los interesados en el tema de lo espiritual o de lo oculto, pueden recorrer página tras página de El Códex Gigas en la biblioteca digital mundial. En algunas de estas páginas podemos ver letras más grandes que en el resto del libro, para dar a conocer hechos que el hombre debe conocer: como que Satanás está sometido a vigilancia en la Tierra (sin retorno al cielo) y que para eso fue el sacrificio (indispensable) de Cristo. Expresado en el Apocalipsis versículos 11 y 8. Y dicen los estudiosos del libro en cuestión que en páginas posteriores se habla del hombre en la Tierra que también está sometido a una vigilancia de sus pensamientos y acciones que lo harán regresar al cielo o que lo mantengan indefinidamente en la Tierra al igual que al Diablo. Yo me imagino que ésta puede ser una especie de reencarnación, donde nuestros deseos y acciones (karma) nos hagan nacer una y otra vez con una misma alma pero en diferentes cuerpos. En fin, es un libro rodeado de misterio y secretos desde la época del feudalismo.

El tango de la guardia vieja (reseña en la Revista Siempre!)

Jaime Luis Albores Téllez Es la décimo cuarta novela de Arturo Pérez-Reverte, El tango de la guardia vieja (Alfaguara), y se verá publicada el próximo 21 de noviembre. Esta es una novela muy esperada, ya que muchas personas han podido seguir la construcción de la historia a través de Internet en la página www.novelaenconstrucción.com. Aquí hacía anotaciones, mostraba fotografías y reflexionaba sobre la construcción de los personajes. La mayoría de los lectores pudo seguir este proceso desde el 20 de abril del presente año, cuando hizo la presentación: “Seguirán en los próximos meses, sin método ni periodicidad fija, algunas de las notas breves sobre el trabajo en curso. Se trata de una novela no histórica, empezada el 7 de enero de 2011 (aunque su origen sea muy anterior), que poco a poco parece encaminarse a su recorrido final”. Ese mismo día, horas después, publica en su página: “Básicamente es una historia de amor. Peligrosa y turbia, creo. Un hombre y una mujer se encuentran tres (breves) veces en su vida. Una aventura que empieza en 1928, sigue en 1937 y termina en 1966. O eso creo. Salvo que me cruce algo que lo complique más. Cosa que, a estas alturas, me parece improbable. Supongo que se sostendrá esa estructura de trama hasta el final. Compleja, porque no es trama lineal. Hay saltos atrás y adelante en la acción. Eso hace necesaria una carpintería cauta. Unos 250 folios escritos hasta hora. Buen ritmo. No me quejo”. También escribe sobre los escenarios: “Escenarios. Llevó tiempo determinarlos. Cuidadosa selección. Al fin, Buenos Aires (Argentina) 1928. Niza (Francia), 1937. Sorrento (Italia), 1966. Tango, espionaje, delincuencia, ajedrez. Hoteles de lujo y lugares sórdidos. Un viejo canalla y la mujer que pudo cambiar su vida. O que en cierto modo la cambió. El desafío era (es, sigue siendo) combinar esos asuntos y algunos más, en menos de 500 folios. Sin prisas. Dos personajes principales, recordándose, y una época sentenciada. Y en eso ando”. El 21 de abril escribe: Desafíos técnicos: “El problema en la novela, a veces, es recrear un mundo desaparecido, o en vías de. No copiarlo o imitarlo, pues, eso linda con el pastiche, sino conocerlo lo suficiente para lograr, después, que el lector se mueva por él con naturalidad. Sin que se te vaya de la mano. Sin estridencias, gritos ni brochazos fuertes. Jugar con lo que sabes que el lector sabe o imagina. Procurar que se sienta, al adentrarse en el mundo que le ofreces, como quien entra serenamente en una casa bien amueblada y se siente a gusto sin necesidad de estudiar la decoración o averiguar el nombre de los autores de los cuadros. Sabe que son buenos, y basta. Por eso, a veces, en la novela como en la vida, es preferible una buena litografía a un mal óleo”. El 29 de abril transcribe a su página una parte de su novela en curso, la cual doy a conocer un fragmento: Mecha Inzunza estaba en un taburete alto junto a la barra del bar de primera clase, mientras el barman mezclaba bebidas. —Puede haber situaciones incómodas —insistió Max. —Cuento con usted y con Armando —respondió ella, impasible—. Para protegerme. —Llevaré mi Astra —dijo el marido, frívolo, palmeando un bolsillo vacío de su traje de etiqueta. Lo hizo guiñándole un ojo a Max, y a éste no le gustaron la ligereza del marido ni la seguridad de la mujer. Por un momento dudó de la conveniencia de todo aquello, aunque otra ojeada al collar lo convenció de lo contrario. Riesgos posibles y ganancias probables, se consoló. Simple rutina de vida. —No es práctico llevar armas —se limitó a decir entre dos sorbos a su copa—. Ni allí ni en ningún otro sitio. Siempre existe la tentación de usarlas. —Para eso están, ¿no? Armando de Troeye sonreía casi fanfarrón. Parecía disfrutar adoptando aquel aire truculento y festivo, como dándoselas de humorístico aventurero. Max sintió de nuevo la vaga y familiar punzada de rencor. Imaginaba al compositor, más tarde, pavoneándose de la aventura arrabalera con sus amigos millonarios y snobs.

Este cuento se publicó el 13 de octubre de 2012 en la Revista Siempre

Portada Editorial Reporteros Articulistas Nacional Aldea Global Humor Economía Ciencia y salud Cultura Cuento El mundo Kafkiano, en un día sábado Sección:Cultura en México Fecha:13 octubre, 2012 1 0 Calificar esto A+ A- Jaime Luis Albores Téllez Al maestro y editor Huberto Batis Imaginemos a un tipo flaco, desgarbado, taciturno, que sale una mañana de sábado a comprar el periódico y algo para desayunar. Rutina de todos los fines de semana. Mientras camina, rumbo al puesto de revistas, mirando al piso, pues nunca le ha parecido mal encontrarse una monedita o un billetote, pura cuestión de suerte cuando el dinero escasea, y el empleo no da más que para pasar el día. Nota que sus vecinos lo saludan, otros le sonríen y otras se acercan a él para tomarse una foto con sus celulares. Hasta las vecinas que nunca lo volteaban a ver. El flacucho sorprendido por los saludos y las fotografías se sobresalta y empieza a caminar de prisa. Al llegar al puesto, el vendedor de periódicos lo saluda efusivamente y señala una foto en uno de los diarios donde aparece nada menos que él. En su mente hay turbulencia, sus pensamientos lo alborotan hasta llevarlo a la confusión total. Mira la foto y piensa: no soy yo, pero al ver al pie de la fotografía lee su nombre: Juan Mijares Hoyos. Mientras paga y sonríe nerviosamente al vendedor, escucha que frena un auto, ve que dos mujeres se dirigen a él, y cuando menos se lo espera, se toman fotos por turnos, primero la güera abrazándolo, después la trigueña besándole la mejilla, quieren que les escriba algo en su ropa. Le dan una pluma, mientras señalan sus piernas con la mirada. Escribe: las quiero mucho, Juan Mijares. Camina aprisa, ya no ve al piso, mira las caras de las personas que pasan junto a él, contesta el saludo, ríe, por no ser grosero a las atenciones que le dan. Al llegar a su departamento se encierra, a la chapa le pone seguro, corre las cortinas de sus ventanas que dan a la calle. Se siente extraño, ajeno a lo que está viviendo, cree que se ha vuelto loco. Abre el periódico en la página donde viene un reportaje que habla de él, como el hombre más famoso en el mundo. Lee cómo vive: lleno de lujos, viajes, haciendo películas, creando cómics y súper héroes. También se entera que es el hombre con más seguidores en las redes sociales y que a eso se debe su fama. Se olvidó de desayunar y de comer todo el día. Estaba inmerso en la pantalla de su computadora, absorto en todo lo que escribían sus seguidores y eran tantos los mensajes que no podía hacer otra cosa que leer y leer. Por la noche, de tanta tensión frente a su pantalla de la computadora, su rostro se había desfigurado, tenía un ojo más chico y la boca inclinada, era una metamorfosis física y total de su vida, ayer era un ser banal y hoy un fenómeno sociológico, del cual todo el mundo estaba pendiente. Muy entrada la noche su cerebro sufrió una congestión, la sangre se agolpó hasta reventarle las venas más delgadas, perdió la coordinación nerviosa de todo su cuerpo, cayó a un lado de la silla, quiso gritar, en el intento mordió su lengua hasta casi partirla a la mitad, se ahogó con la sangre y murió sin saber que todo había sido un experimento de un vecino hacker para ver su comportamiento social